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Impronta propia
Arantxa MANTEROLA | BAIONA
A pesar de que la fiestas bayonesas tomaron como modelo a las de Iruñea, también quisieron imprimir carácter propio a las suyas. Así, desde la primera edición la organización integró diversos actos como danzas típicas de Zuberoa a cargo del grupo Ligi que, según las crónicas de la época, se producían raramente en la capital labortana. «Pocas veces hemos tenido la ocasión de admirar la interpretación de las antiguas danzas euskarianas» recogía.
Con el transcurso de los años ha habido incorporaciones de actos nuevos, otros han desaparecido y algunos se han recuperado tras años de interrupción.
Por ejemplo, ha desaparecido la verbena de los primeros años que se celebraba en la plaza del mercado, cuyos puestos eran decorados por los comerciantes para la ocasión. También las regatas de vela en el Aturri, los comicios agrícolas en la plaza Paul Bert, las representaciones líricas que tenían lugar en el teatro municipal, las carreras de caballos enganchados que se hacían en el barrio Saint Esprit, las batallas de confetis, la exposición floral... Otros actos siguen manteniéndose, como el torneo de pelota en el trinquete Moderne -todo un clásico- o los actos relacionados con la tauromaquia, como las vaquillas que perduran desde el comienzo.
Las corridas se incorporaron a las fiestas al año siguiente. Los aficionados se enorgullecen de esta tradición arraigada en la que está considerada como la primera plaza taurina del Estado francés.
Cuentan que ya en 1701 se celebró una primera «carrera de toros a la española» en la plaza Gramont (hoy plaza de la Libertad) en honor de Felipe V. La corrida, tal como se conoce en la actualidad, tuvo lugar por primera vez en el barrio Saint Esprit de Baiona el día 21 de agosto de 1853.
La feria ha sido uno de los actos que han estado ligados desde siempre a las fiestas, ya sea dentro del programa o inmediatamente después de su celebración. La evolución de estos últimos años respecto a la tauro- maquia también ha traído novedades ya que las corridas están decayendo por falta de público suficiente para hacer frente a los enormes gastos y, por supuesto, también por la influencia creciente de los colectivos antitaurinos.
Las tres llaves
El Corso Luminoso, que en origen era Corso Florido, se mantiene desde el principio. Este desfile de carros decorados según una temática concreta cada año constituye uno de los actos característicos de los festejos.
La tradición del lanzamiento de las tres llaves data de 1947, en concreto de la segunda edición después de la interrupción por la guerra.
Fue el doctor Maurice Delay, recién elegido alcalde, quien la instauró. Es un acto ya tradicional del comienzo de la ceremonia de apertura de las fiestas. El alcalde suele lanzar tres llaves simbolizando así que confía a la ciudadanía de Baiona los tres grandes barrios de la ciudad: el Pequeño Baiona, el Gran Baiona y Saint Esprit.
Desde el 2007 estas llaves simbólicas son de una aleación ligera, ya que en 2007 una persona resultó herida tras haber sido golpeada por una de ellas en el lanzamiento.