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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Ahora le toca recibir a Catalunya

Cuando las cosas les vienen mal dadas, como ahora que están a puntito de ser «rescatados», es una práctica habitual de los medios cercanos al gobierno de turno en Madrid el desviar la atención para que sus lectoras y lectores no se alarmen más de la cuenta. En este país sabemos bastante de eso, aunque ayer, al parecer, le tocaba a Catalunya ser el centro de la diana.

Así, por un lado, en su columna de «Estrelladigital.es», Carmen Tomás aprovechaba el plante al Comité de Política Fiscal y Financiera para cargar contra las catalanas y catalanes. Vean qué furiosa estaba: «Impresentable es lo más suave y fino que se me ocurre en este momento para calificar la decisión de Cataluña de plantar al gobierno en la reunión del Comité de Política Fiscal y Financiera de ayer por la tarde. La falta de responsabilidad de los gobernantes de Cataluña queda patente con esta acción que pone a España a los pies de los caballos en un momento crucial». Bueno, una diría que a los pies de los caballos se han puesto ellos solitos. Pero Tomás andaba destada: «las cuitas, el victimismo al que nos ya nos tienen acostumbrados ha llegado a su punto más álgido en el peor momento. Europa nos vigila, los mercados nos examinan cada minuto, cada hora, cada día y el espectáculo está garantizado. Un gobierno de España al que una región directamente se le revela (sic) poniendo en peligro los objetivos comprometidos». Pues nada oye, si tanto les molestan, que les dejen marcharse en paz...

Aunque no parece que estén por la labor. En «El Correo», Margarita Rivière titulaba así su colaboración: «Cataluña: órdago nacionalista». Un «órdago» que a su juicio «se gesta, al menos, desde 2006, con la triste historia del Estatut (impulsado por Maragall) y su objetivo es muy concreto: la independencia de Cataluña». Ya ha mentado a la bicha. Ese malévolo objetivo, además, se promueve «sin dar a conocer qué caminos legales podrían avalar tal hipótesis pero con abundante presión hacia la opinión pública. Aparece otra vez el viejo fantasma del catalán `bueno' (independentista) y el catalán `malo' (españolista): sin más alternativa». Para malo, el futuro que le espera a ese Estado que no nos deja a vascas y catalanas ser libres de una vez por todas.

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