El ciclismo en pista británico afronta a partir de hoy el desafío de igualar en casa los resultados logrados en Beijing, donde el «God Save The Queen» sonó en siete de las diez pruebas que formaban el programa. Cuatro años después, el inigualable Chris Hoy -tres oros en 2008- y sus compañeros no parecen contar con tanta superioridad sobre sus adversarios, aunque todas las delegaciones siguen temiendo sus innovaciones, por ejemplo los culottes especiales que se calientan para mantener los músculos entonados.

En la primera jornada, la velocidad por equipos debe marcar la tónica del sprint, con las cuatro grandes escuelas -Gran Bretaña, Francia, Australia y Alemania- luchando por las medallas. En los Mundiales de abril, en Melbourne, los australianos se impusieron a los franceses por una milésima. Para Chris Hoy esta prueba representa una de sus dos posibilidades para sumar su quinto oro olímpico. La otra será en el keirin, en el que parte como favorito. Porque si hay alguna certeza sobre Hoy es que no podrá igualar la hazaña de Beijing, toda vez que en sprint individual tuviera que dejar su sitio a Jason Kenny.

Eso sí, si quiere hacerse con el título más prestigioso de la pista, Kenny deberá derrotar a la referencia actual del sprint, el francés Grégory Baugé, invicto en Mundiales desde 2009 aunque le retiraran el título de 2011 por no cumplir las normas de localización antidopaje.

En un velódromo cuyas entradas se han vendido en tiempo récord, también destaca la persecución por equipos masculina, donde británicos -con Geraint Thomas de refuerzo- y australianos pelearán por el oro. En las pruebas femeninas, británicas y australianas también son la referencia, con Anna Meares (Australia) y Victoria Pendleton (Gran Bretaña) como nombres propios.