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El obispo de Donostia predica solidaridad, pero deja a los ciudadanos las conductas ejemplares

El obispo de Donostia, José Ignacio Munilla, en la homilía que pronunció ayer en la basílica de Loiola, pidió a los ciudadanos que donen una paga extraordinaria o una cuota mensual en favor de los más afectados por la crisis. Monseñor Munilla perdió una gran ocasión de hacer un sermón de puro trámite, pero su afán por aparecer como defensor de los más débiles dejó en evidencia su hipocresía. Se supone que quien predica la pobreza y la solidaridad con los más necesitados debería dar ejemplo encabezando ese tipo de propuestas, pero el señor obispo cede dicho honor a quienes ven sus empleos cada vez más precarizados, su poder adquisitivo en mínimos históricos, sus servicios públicos constantemente recortados... En su clase magistral de economía, repartió las culpas del origen de la crisis entre las administraciones, las instituciones financieras y los bancos, calificando de inmorales los sueldos de sus consejos de administración, pero añadió que en ese «pecado» que ha provocado la crisis han sido «cómplices» todos los ciudadanos. Los ciudadanos a cuya costa mantiene sus privilegios una jerarquía eclesiástica rodeada de riquezas y que se apropia de los bienes comunales de aquellos.

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