Los des-encuentros sobre el Sahara Occidental
Marruecos y el Frente Polisario están inmersos desde 1991 en unas conversaciones cuyo fin es la organización del referéndum de autodeterminación que acabaría con el conflicto del Sahara Occidental. Tras varias rondas de negociaciones en estos últimos 20 años, el conflicto está más estancado que nunca ante la negativa de Rabat de aceptar plantear la opción de independencia en la consulta.
Andoni LUBAKI Rabouni
Los encuentros mantenidos por el Frente Polisario con Marruecos han sido varios desde 1991, año en el que se firmó un alto el fuego auspiciado por la ONU. Con la promesa de celebrar un referéndum en menos de 6 meses, y tras 16 años de guerra, los saharauis silenciaron las armas en favor de la consulta popular. Ese alto el fuego permitió a la ONU estar presente en el territorio en conflicto a través de la MINURSO - Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental-.
En la primera ronda de esas conversaciones, las dos partes beligerantes estuvieron de acuerdo en aceptar el plan de paz. El tratado consistía en la retirada del Frente Polisario hacia un lado del territorio, la parte este del Sahara Occidental actualmente bajo su control, y Marruecos hacia la parte oeste de dicho territorio. También se comprometían a retirar una cantidad acordada de soldados y armas, para que así el alto el fuego fuera real y verificable. Contemplaba, además, el regreso a su tierra desde los campamentos de refugiados de Argelia de quienes hubieran huído como consecuencia de la guerra. Cuando se cumplieran estas premisas se celebraría el referéndum en base al último censo electoral creado por los españoles en 1974 durante la colonización.
Aunque parecía que el conflicto que ya duraba casi 20 años se resolvería en pocos meses, no fue así. Marruecos empezó a obstaculizar este proceso de resolución que debía concluir con la celebración de la consulta. Una de las trabas impuestas por Rabat fue la no aceptación del censo electoral de 1974 para que los ciudadanos tuvieran el derecho a votar por la anexión a Marruecos o la independencia.
Se inició entonces otra ronda de diálogo para definir quiénes podrían depositar su voto en las urnas. Junto con el enviado especial de la ONU, James Baker, se decidió la aplicación de cinco criterios para definir si una persona tenía derecho al sufragio o no. Estos acuerdos se conocen como los acuerdos de Houston. En ellos se fijó que la ONU se encargaría de identificar, con la ayuda de los jefes de las tribus de la zona, a esas personas. Los marroquíes intentaron obstaculizar la identificación, introduciendo gente totalmente ajena al Sahara Occidental. El proceso terminó en el año 1999, con la publicación de una lista provisional de los saharauis con derecho a voto. Además, se abrió el plazo para las apelaciones por parte de todos aquellos que no estuvieran de acuerdo con el censo de futuros votantes. Rabat presentó 131.000 apelaciones de personas que consideró que tenían derecho a votar. Más apelaciones que individuos incluidos en el censo de los españoles de 1974.
Entonces tuvo que organizarse otra mesa de negociación para definir cómo resolver esas apelaciones. Fue entonces cuando Rabat bloqueó por completo las negociaciones y cualquier tipo de conversación tanto con la ONU como con el Frente Polisario.
Hasta 2006, Marruecos amenazó varias veces con retomar sus operaciones armadas. Ese año la ONU exigió a las dos partes que se volvieran a sentar alrededor de una mesa para poner fin al estancamiento de un conflicto que duraba ya 25 años. Fue a principios de 2007 cuando comenzó otra ronda de conversaciones y Marruecos propuso la autonomía para el Sahara bajo las directrices de Rabat. Tanto para la ONU como para los saharauis está opción es inviable, ya que no cumple con la legalidad internacional vigente y con los tratados que se firmaron con la ONU. Mientras, el Frente Polisario cambió su posición y aceptó celebrar un referéndum con tres opciones: anexión a Marruecos, autonomía bajo administración marroquí o la independencia. Rabat rechazó esta propuesta del comité negociador saharaui.
Desde entonces, queriéndose saltar la legalidad internacional, el reino alauí ha querido que la opción de la independencia no sea planteada en el referéndum. Para la ONU el planteamiento de Rabat es inviable ya que supondría admitir que el Sahara Occidental es actualmente marroquí, cuando se trata de un problema irresoluto de descolonización. Es por eso que legalmente se debería reflejar la opción de la independencia.
Marruecos bloquea las conversaciones desde el año 2008. Más de una vez ha declarado que el actual enviado especial de la ONU, Christopher Ross, «está marginando la propuesta estratégica» del Plan de Autonomía de Marruecos para el Sahara Occidental en Naciones Unidas. Estas protestas siempre han conseguido el respaldo del Estado francés, histórico aliado de Rabat, que bloquea sistemáticamente cualquier resolución sobre el Sahara Occidental. Las últimas conversaciones, celebradas en EEUU terminaron el 12 de nayo del 2012 sin ningún avance.
Ante el bloqueo de las negociaciones cen Long Island, en los campamentos de refugiados de Argelia, que acogen a más de 200.000 refugiados, según varias ONG, los tambores de guerra empiezan a sonar. Hartos de esperar el referéndum que debía celebrarse en 1991, la posibilidad de una vuelta a las armas provoca ya acaloradas discusiones en el Parlamento de Rabouni, capital administrativa de los campamentos de refugiados.
Si uno pregunta a cualquier saharaui sobre lo que desea para el futuro, la respuesta no puede ser más clara. «Volvería a la guerra ahora mismo. 21 años de paz no nos han traído nada. Seguimos pudriéndonos en las mismas haimas que construimos hace 37 años. Conseguimos más en 16 años de guerra que en 21 años de proceso de paz. Los marroquíes y los de la MINURSO nos engañaron para que firmáramos el acuerdo de alto el fuego. Ya no nos queda otra solución que la guerra. No tenemos nada que perder. ¡Patria o muerte!», declara Sidati Ahmed, exmilitar condecorado por su valentía en acciones de combate. «En la guerra conseguimos que los soldados marroquíes abando- naran el campo de batalla por miedo, recuperamos tierras arrebatadas, incluso cuando los marroquíes utilizaban aviones con pilotos franceses contra nosotros. Ganamos a Mauritania en cuatro años, llegamos a bombardear Marraquech, yo mismo estuve en Dajhla bañándome en el mar. El Frente Polisario debería retomar las armas ante tanto sufrimiento. En mi familia tenemos tres mártires y abandonar ahora la lucha, como está sucediendo, sería traicionarlos», añade.
El Sahara Occidental es considerado hoy en día como uno de los 16 territorios no autónomos cuya responsabilidad recae en la antigua potencia colonizadora, en este caso el Estado español, que, según la legalidad internacional vigente, debería propiciar un referéndum, así como la seguridad y el cumplimiento de los derechos humanos en los territorios ha descolonizar.