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NATACIÓN Quinta jornada en el Centro Acuático

Adrian sorprende en los 100 metros

El nuevo campeón olímpico, un hombre de relevos, consigue su primera gran medalla individual tras superar a Magnussen por una centésima en la prueba reina. El húngaro Gyurta y la estadounidense Rebecca Soni rebajan además los récords de 200 metros braza.

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Jon ORMAZABAL-Miren SÁENZ

El torneo de natación de Londres está resultando sorprendente. Los premios se reparten como la lotería, con la diferencia de que aquí la suerte tiene poco que ver a la hora de conseguir resultados. Los 100 metros no resultaron una excepción.

Nathan Adrian le comió la tostada a James Magnussen, el favorito, por una centésima en la prueba reina. El australiano, campeón mundial en Shanghai, se las prometía felices cuando al fin había conseguido enderezar la carrera, que había lanzado el brasileño Cielo, pero entonces llegó Adrian y tocó primero.

Magnussen se había ido recuperando del golpe del relevo de 4x100 metros, donde Australia salió como favorita y le sacaron del podio. A medida que pasaban las series iba aumentando su confianza. Si hubiera rondado los 47.10 que le han confirmado en la elite no hubiera perdido ante Adrian. Fue una batalla entre gigantes, los dos miden dos metros, también Yannick Agnel, el francés que con el campeonato que lleva con dos oros y una plata era favorito en muchos pronósticos. Fue cuarto. Se equivocó Pieter Van den Hoogenband aunque Agnel ya ha tenido premio. No todos los días se te acerca Phelps para decirte que tu carrera de 20o metros libre está entre las cinco mejores de la historia.

Esta vez, el premio fue para Adrian, un librista de Bremerton que en diciembre cumplirá 24 años. «Me golpeó la pared y pensé: bueno, creo que he ganado. Me tomé quince segundos para decirme: maldito, que esto son los Juegos Olímpicos... Miro esto desde que era pequeño y uno se siente bien al ganar», expresó un emocionado Adrian.

Hasta ayer carecía de medallas individuales. En su palmarés destacaban los relevos. Formó parte del cuarteto que ganó el oro con Phelps en Beijing en el 4x100 y la plata en Londres, así que por dos veces ha quedado por delante de Magnusson.

Desde 1988, cuando lo consiguió Matt Biondi, ningún estadounidense había ganado el oro en esta disciplina siempre especial. Después llegó Aleksandr Popov, que ayer por cierto estuvo entregando medallas, para dominar los 90 -oro en Barcelona y Atlanta y plata en Sydney- sin que todavía nadie haya podido suplantarle como mejor velocista. En el poyete un nadador de cada país. El bronce fue para el canadiense Hayden, y el recordman, César Cielo, terminó sexto. El brasileño, que es también el actual campeón del mundo, perdió seis posiciones en el último largo.

Hoy las chicas

Hoy será el turno de las mujeres. La holandesa Ranomi Kromowidjojo, con 53.05, accede con la mejor marca mundial del año por la calle 4. A su lado tendrá a Missy Franklin buscando su cuarta chapa, tras el oro conseguido ayer en el relevo. El misil de Centennial, un lugar de actualidad reciente por la matanza de 12 personas perpetrada en uno de sus cines, se ha tomado su debut olímpico a lo Phelps e incluso a lo Lochte. Abrió su cuenta anotadora con una medalla de bronce en el relevo 4x200 metros, y dos días después se coronó en los 200 metros espalda solo 15 minutos después de disputar la semifinal de los 200 libre.

Sin la alemana Britta Steffen, campeona olímpica en Beijing, criticada por la prensa de su país y víctima de las semifinales en las que sus 54.18 le aparcaron al puesto decimosegundo, ni la europea, la sueca Sarah Sjostrom, novena con 53.93, Franklin tendrá dos rivales menos. Tampoco estará en la final la lituana Ruta Meilutyte, la jovencita de 15 años que el lunes se proclamó campeona olímpica de los 100 metros braza. Fue vigésimo novena con 56.33. Demasiadas emociones.

La tarde en el Centro Acuático volvió a ser espectacular, con dos récords mundiales y dos olímpicos. El primero fue el del húngaro Daniel Gyurta en los 200 metros braza, dando de esta manera el primer oro a la natación magiar en estos Juegos.

Con dos campeonatos del mundo y varios títulos y récords europeos, el húngaro ratificó ayer su supremacía en la distancia con los dos logros que le faltaban, el oro olímpico y el récord mundial (2.07:28), 28 centésimas mejor que el 2.07:31 del australiano Christian Sprenger logrado en el Mundial de Roma´2009.

El de Gyurta fue el cuarto récord mundial que cayó en cinco días de competición tras el de la china Shiwen Ye en los 400 estilos, el de la estadounidense Dana Vollmer en los 100 mariposa y el del sudafricano Cameron Van der Burgh en los 100 braza. No hubo que esperar mucho para asistir a otro más, ya que en las semifinales de esta misma prueba en categoría femenina, la estadounidense Rebecca Soni recuperó la mejor marca mundial que le arrebató la canadiense Anna May Pierce en 2009.

Gyurta llegaba como claro favorito a los 200 braza masculinos y no tuvo ninguna concesión con sus rivales, mandando en la final prácticamente desde la primera brazada. Superando por dos veces su marca personal en las eliminatorias y clasificándose a la final con el mejor tiempo, Michael Jamieson había alimentado las esperanzas de los británicos, pero se tuvo que conformar con la plata.

Tampoco permitió el nadador magiar que Kosuke Kitajima se convirtiera en el primer nadador en conseguir el oro en una prueba en tres Juegos consecutivos. Fracasó en los 100 braza, donde fue quinto, y ayer tuvo que conformarse con la cuarta plaza después de haber comandado la prueba en los primeros metros, justo por detrás de su compatriota Ryo Tateishi, que fue bronce con un tiempo de 2:08.29. Phelps, en los 100 mariposa y los 200 estilos, tiene todavía la oportunidad de aumentar su leyenda consiguiendo esta proeza.

La que tampoco falló, sin mejor marca mundial de todos los tiempos pero con récord olímpico, fue la china Liuyang Jiao, que se impuso en los 200 mariposa. Eso sí, para suceder en el palmarés a su compatriota Liu Zige, la vigente campeona del mundo tuvo que nadar un espectacular último largo con el que superar a la catalana Mireia Belmonte, la sorpresa de la final, que se colgó la medalla de plata en una prueba en la que nunca había brillado en exceso y en la que estableció el nuevo récord español.

La badalonesa salió muy valiente desde el inicio, lideró la prueba hasta el tercer giro y solo cedió en el último largo, consiguiendo la quinta medalla para la natación española. La japonesa Natsumi Hoshi (2.05:48) se colgó el bronce.

Para redondear otra jornada espectacular, el relevo de 4x200 femenino estadounidense, compuesto por Franklin, Dana Vollmer, Shannon Vreeland y Allison Schmitt recuperó el cetro olímpico que perdieron en Beijing -USA había ganado todos los demás desde que este relevo se instauró en los Juegos de Atlanta'96- con otro récord olímpico, un tiempo de 7.42:92. La mejor marca mundial es de China -Roma 2009-, que ayer terminó en quinto lugar a pesar de que Shiwen Ye, sensación de estos Juegos, realizara el segundo relevo.

Con una muy buena posta de Camille Muffat, Francia trató de inmiscuirse en el duelo entre Australia y Estados Unidos por el oro, pero a partir del tercer relevo se tuvieron que conformar con asegurar el bronce, algo que consiguieron por delante de Canadá. Kilye Palmer se exprimió para que Alicia Coutts saltara por delante en el último relevo, pero 0,54 segundos no fueron suficientes para que la nadadora australiana aguantara la primera plaza. Llegó por delante al primer viraje, pero Allison Schmitt, compañera de entrenamientos de Phelps y campeona en la distancia individual, no perdonó llevando a su equipo a la victoria.

Phelps-Lochte, a recuperar el duelo en los 200 estilos frustrado en el 400

Michael Phelps, convertido el miércoles en el propietario de más medallas olímpicas de la historia, va seguir engordando su tesoro. Sus 19 medallas probablemente se convertirán en 20 esta misma noche, una vez concluido el segundo enfrentamiento con su amigo y adversario Ryan Lochte. En el primero, en los 400 metros estilos, no hubo duelo. En los 200 se espera que sí. El tiburón de Baltimore afronta su tercera y última oportunidad de convertirse en el primer hombre que logra tres títulos en la misma prueba a nivel individual. Ya lo tiene, como Lochte, en los relevos de 4x200 pero el individual es más difícil, aunque su adversario hoy nada por partida doble.

Ambos tuvieron ayer una noche larga. Estuvieron celebrando a su manera la victoria de los USA en el relevo 4x200 metros libre y Phelps por partida doble porque su cuenta de twitter se llenó de mensajes. Casi todos querían felicitar al hombre más laureado del olimpismo, desde el azulgrana Piqué al presidente Obama, así que la estrella se animó a pesar de haber perdido su primer oro en 200 mariposa y se sintió doblemente en la gloria. Ayer, sin embargo, hubo alguien capaz de cuestionar el status del norteamericano y fue nada menos que Sebastien Coe, el atleta que conquistó el oro en 1.500 en Moscú 1980 y Los Ángeles 1984 que ejerce en la actualidad de presidente del Comité Organizador de estos Juegos. «Probablemente Phelps no es el mejor atleta de la historia olímpica. Es evidente que él es el más exitoso, pero no estoy seguro de que sea el más grande». Phelps a lo suyo, aunque como a Lochte le costó levantarse por la mañana. Por la tarde coincidieron en la semifinal: 1.56.13 para Lochte y 1.57.11 para Phelps.

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