Aquellos que describieron a los nuevos consejeros del Gobierno navarro como «de perfil técnico» erraron de plano. Sus comparecencias en este comienzo de agosto han demostrado que su perfil está marcado. mucho, por la ideología derechista.

Luis Zarraluqui firmó el lunes el contrato para realizar un nuevo tramo del TAV entre Castejón y Cadreita, a pesar de que él mismo reconoce que el Estado español seguramente no cumplirá los plazos a los que se ha comprometido para realizar la conexión entre Castejón y Aragón. Pero es que tampoco se sabe si el TAV parará en Tutera y, si lo hace, dónde se ubicará la estación. Es algo que el Gobierno español debía haber decidido ya, pero que aún no ha hecho. Y al paso que van, no se espera que lo haga. Pero qué más da, aunque haya que aplicar recortes en sanidad, Navarra siempre p'alante, y se siguen adjudicando tramos. Al final, vamos a tener un tren para ir de Iruñea a Castejón a todo meter, aunque igual no nos podemos bajar del vagón porque no hay estación y el tren parará en un ribazo.

Al día siguiente, muy ufano, reconoce en el Parlamento que hay alternativas para que el Opus realice sus nuevos centros de investigación biomédica sin tener que trasladar Donapea. «El campus es enorme y está vacío», proclamó, antes de que acusar de «aversión ideológica» a la oposición por cuestionar que se beneficie a una entidad privada frente a los intereses públicos. Y encima se queja de que los parlamentarios de la oposición intenten influir en la acción del Gobierno.

El denominado consejero de Políticas Sociales, Jesús Pejenaute, también compareció el lunes para tratar de explicar que se gasten 1,5 millones de euros de dinero público en la salida de la Vuelta a España con la que está cayendo. Pues resulta que esa gasto, que responde a lo que UPN entiende por «políticas sociales», revertirá con creces a la economía navarra. Y además, rápidamente. Hasta el punto de que en el mismo momento que la serpiente multicolor abandone Viana hacia Oion, ya se harán públicas las cantidades que han revertido en Nafarroa. En un Gobierno al que le aparecen déficits de repente.