La Agencia belga para el Control Nuclear (AFCN) no excluye el cierre definitivo de dos de los siete reactores nucleares del país por motivos de seguridad, según se desprende de un documento interno al que ha tenido acceso France Presse y que se conoció poco después de que la autoridad nuclear anunciara que Doel 3, operado por Electrabel, ha sufrido una parada tras detectarse «la presencia de numerosas indicaciones que podrían asimilarse a potenciales fisuras».

Este reactor, uno de los siete explotados en Bélgica por la filial de GDF-Suez, había sido detenido en junio para controles rutinarios de mantenimiento, que pusieron en evidencia esas potenciales fisuras, indicó la AFCN en una nota.

«El combustible nuclear se ha retirado. Por lo tanto, no existe peligro para la población, los trabajadores ni el medio ambiente», insistió la AFCN.

«Se realizó a cabo un nuevo método de análisis del tanque mediante captores ultrasónicos durante la revisión planificada de la central nuclear de Doel 3. Si bien los resultados de esos análisis todavía no han sido totalmente establecidos en esta etapa, ya se observa que los captores ultrasónicos detectaron en la cuba la presencia de numerosas indicaciones que podrían asimilarse a potenciales fisuras», precisó la agencia.

Agregó que el reactor permanecerá en un punto muerto hasta que se conozcan los resultados definitivos y que hasta analizar esos datos no se tomará una decisión. La parada se mantendrá al menos hasta el próximo 31 de agosto.

La agencia indicó que solo autorizará la reactivación de Doel 3, situado a unos 25 kilómetros de Amberes (Flandes), «si se presentan argumentos convincentes» después de análisis complementarios.

El segundo reactor que podría ser cerrado de forma definitiva junto a Doel 3 es Tihange 2, parado también para controles rutinarios y ubicado cerca de Lieja, según reveló en una nota interna el director ejecutivo de la agencia, Willy De Roovere, que indicó que su tanque de acero fue construido por la misma empresa holandesa que fabricó el de Doel 3.

Por eso, De Roovere no excluye, «en el más extremo de los casos», el cierre definitivo de ambos reactores.

En la misma circular interna consideró que «el calendario para el abandono de la energía nuclear (por parte de Bélgica) podría necesitar una revisión a la luz» de estas informaciones.

Bélgica decidió desterrar gradualmente la energía nuclear entre 2016 y 2025.