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Carlos GIL Analista cultural

Tabla

Más o menos. Tabla rasa. ¿De la cantidad sale la calidad? ¿Las condiciones objetivas son un verso suelto de la retórica cultural? Las estadísticas están hechas para ser interpretadas. Si aplicas la metodología de contabilizar cantidades sin análisis de contenidos, le haces un favor a los neoliberales para cerrar programas y actividades. Si las analizas en relación a su influencia social, al crecimiento de una conciencia colectiva, de un magma creativo que se acumule en la historia de las artes, los números estadísticos aparecen diferentes.

La ideología de las audiencias televisivas aplicadas a las artes en vivo y en directo es un crimen de lesa cultura. Es lo más sencillo, la prueba del nueve que se intenta vender como un método acrítico y apolítico, cuando es la mirada más cargada de prejuicios ideológicos, es decir de postura política previa, que valora solamente su cotización de mercado, y no su importante artística.

En una situación de crisis económica estructural, en la que se rebajan sueldos, derechos, en la que se ve afectada la sanidad, la educación, el comercio habitual, la construcción, la restauración o la banca, ¿dónde está escrito que la cultura debe ser ajena a esa involución? Por lógica debe bajar el número de espectadores al teatro, la danza o la música en vivo. Se van vender menos libros, claro que sí. Las artes visuales van a sufrir más problemas, nadie lo duda. Pero analicemos las estadísticas contextualizando y aplicando criterios culturales puros, con pesas y medidas artísticas, no mercantiles. Una tabla de valores muy concreta, en la que se sume y se reste y las ecuaciones se resuelvan de manera filosófica, además de aritmética.