De manera periódica y reiterativa se presentan dirigentes políticos, unas veces del PP otras del PSOE o de UpyD... emperrados en poner encima de la mesa la machacona teoría de que el régimen foral y o de conciertos, debe terminar de una vez por todas, porque se basa en una situación de privilegio.

No seré yo el que les quite la razón, en concreto en Araba, Gipuzkoa, Bizkaia y Nafarroa Garaia se mantiene el Concierto Económico, cosa que no ocurre en otros lugares del Estado, a pesar de que alguno de ellos, como Catalunya, lo andan demandando con mucho interés.

El problema que no quieren afrontar unos y otros al gritar a los cuatro vientos en contra de los famosos privilegios, es que esta situación nace de una ley llamada paccionada que regula de alguna manera la famosa incorporación de los citados territorios a la corona.

Una situación que durante la dictadura se repartió en dos traidoras y dos aliadas, quedándose, cómo no, las traidoras sin competencias y las leales manteniéndolas.

Es extraño que gentes como Barcina y demás seguidores del barcinato, así como otros dirigentes políticos, no hayan dicho esta boca es mía, cuando su «vida política» se basa en esa situación de «privilegio».

Pero insisto en que andan jugando con fuego, porque cuando piden la abolición del sistema foral, están pidiendo, siguiendo la lógica de la libre unión de estos territorios a la corona en unas determinadas condiciones, la renegociación de esa situación.

No me encuentro entre los defensores de «Los Fueros», más me acerco a la recuperación del derecho pirenaico, pero no en una u otra provincia foral si no en una Nafarroa-Euskal Herria independiente.

De modo que, si desean un nuevo estatus los dirigentes políticos españoles de referencia, que lo digan, no es un mal momento para realizar un referéndum sobre nuestro modo de relación con los países de nuestro entorno.

Pactaremos, en una nueva paccionada, una relación razonable con una Europa de pueblos y no con una Europa rancia de naciones-estado y mercaderes de lo ventajoso.