Kronika | Diez años de abordaje
Una oleada pirata toma la playa al ritmo que marca Fermín Muguruza
La vida pirata es la vida mejor», suele cantar una peña futbolística llamada Los Bukaneros. Pues va a ser que a lo mejor tienen razón. Al menos en una jornada como la de ayer. Oficialmente, 316 balsas y 2.721 piratas inscritos. Extraoficialmente, vaya usted a saber.
Imanol INTZIARTE
Por décimo año consecutivo, la bahía de La Concha fue tomada por una flota multicolor en un evento que ha desbordado las previsiones de los más optimistas. Los escépticos se han tenido que rendir ante la evidencia de que el Abordaje es ya, por méritos propios y gracias a su respaldo social, uno de los actos principales de Aste Nagusia.
«Sin estudiar, sin trabajar», continúa la tonadilla de Los Bukaneros. Pero que nadie piense que es tan sencillo. Desde primera hora de la mañana las tripulaciones tuvieron que ponerse manos a la obra para unir con cuerdas o cinta americana palés o juncos. Los clavos, los bidones y otros materiales de riesgo estaban prohibidos. Una década es margen de tiempo suficiente para avanzar en todos los aspectos y el ecológico no es el menos importante.
La flotabilidad se aseguraba añadiendo a la cubierta de madera unos enormes flotadores de plástico. No faltó quien no quiso o no pudo complicarse tanto la vida y optó por la clásica colchoneta hinchable. La avalancha de participantes obligaba a hacer turnos. Poco a poco las embarcaciones se fueron situando al pie de la rampa del Muelle.
«Coooooon la botella de ron», finaliza la primera estrofa del himno. Lo cortés no quita lo valiente y no se concibe una tripulación corsaria con el gaznate seco. Menos aún con el calorazo que está presidiendo estas fiestas. Que no falte el líquido.
De este modo, completada la faena, nada mejor que acodarse en la barra de La Flamenka, que además tiene toldo. Por allí se dieron una vuelta a media mañana la candidata a lehendakari de EH Bildu, Laura Mintegi, y el diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, con el alcalde Juan Karlos Izagirre ejerciendo de anfitrión.
Esperando a Jack Esparru
Para entonces ya se había desvelado en qué consistiría la sorpresa anunciada la víspera por Donostiako Piratak. Tras cinco años fuera de los escenarios, Fermín Muguruza volvería a actuar una hora antes del inicio del Abordaje en el mismo lugar en el que ofreció su último concierto. Bueno, exactamente en el mismo lugar no, ya que el escenario sería el catamarán »Ciudad de San Sebastián», con el ancla echada en mitad del puerto.
Un buen motivo para no perder mucho tiempo en la comida. A las tres de la tarde era hora punta en La Flamenka. Hidratarse es muy importante, lo dicen todos los médicos. Sonaba a tope por los altavoces la tonadilla de «Piratas del Caribe» y se esperaba en cualquier momento la aparición de Jack Esparru, como ya han bautizado al personaje interpretado por Johnny Deep.
El público iba tomando posiciones no solo en el Muelle, sino también en Urgull. En el paseo de los Curas una pancarta recordaba la situación de los prisioneros políticos vascos: «Iosu hil zorian. 14 presos enfermos, los están matando».
Al ritmo de «Maputxe»
«Y en cada puerto tengo una mujer», cantan Los Bukaneros. En este punto la letra se les ha quedado en papel mojado. Las chicas son protagonistas y ya pasó el tiempo en el que se quedaban cruzadas de brazos en tierra firme.
Como botón de muestra la actuación del grupo Zuloak, encargado de abrir el fuego y sobre cuya historia Muguruza ha rodado un documental que será estrenado en el próximo Zinemaldia.
A renglón seguido llegaba el turno del músico de Irun, que arrancaba su espectáculo con «Maputxe». Restaba casi una hora para el arranque del abordaje, pero en estas circunstancias la impaciencia ganó la batalla y algunas tripulaciones alcanzaron a nado sus respectivas naves para situarse a un costado del Ciudad de San Sebastián.
Cundió el ejemplo y se desató la anarquía. Aunque, ¿qué se puede esperar de una flotilla con tal variedad de banderas? Dominaba por goleada la ikurriña y se vieron otras clásicas como las de Irlanda o Palestina. Menos frecuentes, la de la República española o la de Brasil. Quizás alguien haciendo oposiciones para quitarle la plaza a Maialen Chourraut en los Juegos de Río de Janeiro.
Aunque el premio a la más extravagante, de haberlo, fue para la del archipiélago de Saint Pierre et Miquelon, islas bajo dominio francés situadas cerca de la costa canadiense y en cuya bandera aparece en una esquina la enseña vasca, en recuerdo a los navegantes de Euskal Herria que pisaron hace siglos aquella tierra. Por cierto, que esta semana celebran allí su Euskal Astea.
Hecha esta disgresión, es hora de retornar a la anarquía pirata. Anarquía controlada, que para eso estaban los bomberos preparados con sus motos de agua y sus flotadores naranjas a lo Mitch Buchannan, el de «Los vigilantes de la playa».
Las balsas abandonaban la orilla y rodeaban el barco-escenario. ¿Acabarían Muguruza y su banda pasados por la quilla y sirviendo de merienda para los tiburones? No daba esa impresión, al menos no mientras siguiera sonando la música.
A las cinco de la tarde, hora oficial de salida, la fotografía era espectacular. En tierra firme se habría tenido que colgar el cartel de «No hay billetes», en el hipotético caso de que se vendieran entradas.
En el agua más de lo mismo. Música, una riada balsas con centenares de personas bailando mientras trataban de mantener el equilibrio, embarcaciones de pesca y de recreo con la calavera y las dos tibias en lo más alto de su mástil... La marea pirata desbordó Donostia.
Sonaba «Big Beñat», pero muchos no estaban dispuestos a completar su particular Korrika acuática hasta que no terminase el concierto. Los menos jóvenes pudieron recordar aquello de «salta una valla, dobla una esquina, en cualquiera adoquín está la primera línea». Lejos quedan los tiempos de Kortatu. Poco a poco el puerto se iba vaciando, aunque no es descartable que cuando estas líneas vean la luz quede algún rezagado.
Inexpertos veteranos
En La Flamenka se habían quedado los irreductibles. Alguien tiene que vigilar la guarida cuando las naves parten en busca de un nuevo botín. Por cierto, que el calzado se quedaba pegado como si hubiesen esparcido el antideslizante que utilizan en la curva de Mercaderes durante los encierros de Iruñea.
Ahogaba sus penas un grupo de veteranos cuya nave descansaba en el fondo del Muelle. «Se ha soltado el mástil y se ha hundido», acertaban a explicar. Mejor no dar nombres, que tampoco es plan de que les señalen con el dedo durante el resto de la semana.
A unos centenares de metros, a la altura de los relojes de La Concha, las tripulaciones iban llegando poco a poco a su destino. No es tarea sencilla arrastrar por la arena lo que queda de la nave, ascender por la rampa y volcarla en los camiones de basura dispuestos para tal fin.
Allí aguardaban los componentes de la txaranga Los Pasai para amenizar el retorno hasta Alde Zaharra. Tras pasar lista y ver que no faltaba nadie, la comitiva enfiló el trayecto de vuelta. Mojados pero felices. Restaba mucha fiesta por delante, pero esa es otra historia.
En su página web www.izanpirata.info, Donostiako Piratak agradeció la tarea realizada por los trescientos voluntarios que permitieron este nuevo éxito. También a Librean y H-Produkzioak, que emitieron el acto por streaming para que fuese visto a través de Internet.
Ciclismo, bertsos, juegos...
La fiesta continúa, si bien durante el día el evento central en la capital guipuzcoana tiene aires deportivos con la disputa de la XXXII Donostia-Donostia Klasika. El pelotón ciclista saldrá desde Alderdi Eder a las 11.00 para llegar al Boulevard en torno a las 17.00. Numerosas actividades dirigidas a los más pequeños y música de diversos estilos completan el programa hasta la llegada de la noche. Además, el Orfeón Donostiarra interpretará la Salve, a partir de las 19.30 en la basílica de Santa María.
La pirotecnia francesa Intermede será la encargada de lanzar los fuegos. Posteriormente, destaca como novedad la bertsotrama «Mendak usaia bezela», en la plaza de la Constitución a partir de las 23.30 y con la participación de Anjel Mari Peñagarikano, Aitor Mendiluze, Nerea Elustondo y Alaia Martin.
También resulta novedosa la propuesta de Sagües, denominada Aste Nagusia Dance y que combinará DJs con instrumentos autóctonos como la txalaparta. Quienes busquen algo más clásico cuentan con la opción de los bailables en la plaza Easo con Ibai Berriak o con el mariachi femenino Flores de México en el kiosco del Boulevard. Y si lo suyo es el teatro callejero, Trapu Zaharra presenta «Ametsetan bizi» en la plaza de Gipuzkoa.
Por su parte, los piratas no descansan tras el abordaje, si bien se lo toman con más tranquilidad y centran el día en los más pequeños con talleres, juegos y chocolatada. Ya por la noche, concierto de Skakeitan y Bad Manners en La Flamenka y DJs en la terraza del Náutico.