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Raimundo Fitero

Cucaña

 

Allá donde mires encuentras fiestas. Fiestas de guardar y de tirar. Fiestas con sus comidas populares, sus vaquillas o sus cucañas. Fiestas reivindicativas o rutinarias, con su procesión y sus bailables en el kiosko. Y en medio de las fiestas, los medios de comunicación con sus programas de fiestas que son una especie de parásitos festivos que alteran, condicionan y hasta provocan con su presencia, pero sobre todo, con su narración adulterada, variaciones cutres de los propios actos que deberían simplemente retratar o reafirmar.

Dentro de este subgénero, lo peor, lo insufrible son los jóvenes comunicadores que intentan convertirse en los más simpáticos del mundo, que se mimetizan o se convierten en agentes sobreactuados de un acto que, insisto, se convierte en algo peor con la simple presencia de una cámara al hombro y un micrófono. Esos jóvenes comunicadores, quizás estudiantes o licenciados, copian un tipo de actuación histérica, que adultera cualquier viso de cumplir con su supuesta misión que es la de ser testigos de una circunstancia, sino que adquieren un valor desencadenante de un proceso mimético de estupidez.

Además son invasiones de la intimidad colectiva. Está claro que están en un espacio público, pero incluso ahí, los asistentes, tienen sus derechos y entre ellos está el de salir o no salir, el de no ser molestados, el de poder hacer lo que les dé la gana sin que después tenga que ser visto en el otro confín del herrialde en condiciones festivas o en el recogimiento de una salve en la ermita. Está claro que hay una suerte de idiocia ambiental, una contaminación mental general y son demasiados los que van en busca de la cámara y de la chica gritona con micrófono porque buscan esos segundos de gloria. Y, se supone, que si todos los canales de cercanía se empeñan en demostrar su falta de imaginación y su dejadez intelectual con estos miserables programas es porque tendrán audiencia o soporte publicitaria. Pero yo haría una cucaña especial para estos mozos y mozas con micrófono y cámara y especialmente con sus directores y jefes. No digo qué material utilizaría para embadurnar el poste porque estamos en horario protegido.