Maite SOROA | msoroa@gara.net
Día del absurdo
Continúa el vertido de bilis en la caverna mediática. El cúmulo de barbaridades que ayer se podía leer sobre la situación de Iosu Uribetxeberria y la huelga de hambre que en exigencia de su libertad protagonizan los presos políticos vascos es tal que esta lupa no da abasto.
«Abc» titulaba en páginas interiores, «Otegi solo logra arrastrar a la huelga de hambre a una veintena de presos de ETA». Suena absurdo, ¿verdad? Y es que al final terminan creyéndose sus propias manipulaciones.
«El Mundo», por su parte, aseguraba que «La izquierda abertzale ha dado un paso más en su tradicional política de aprovechar el verano para lanzarse a la calle y demandar el fin de la dispersión y exhibir en los pueblos en fiestas las fotos de los etarras». Resulta que la izquierda abertzale y muchísimas ciudadanas (y ciudadanos) más llevan muchos años, en fiestas y fuera de ellas, «lanzándose a la calle» para exigir el respeto a los derechos de los presos vascos. A continuación, afirmaba: «Este año, los radicales han encontrado un filón con el preso de ETA Josu Uribetxeberria». Parece que se pusieron de acuerdo en dedicar el día al absurdo. El mismo diario titulaba un punto editorial «Cuando el mal forma parte de la fiesta», en el que dice que está muy mal que las reivindicaciones populares estén presentes en la fiesta y peor aún que «desde que Bildu está en las instituciones, esos hechos se producen con la aquiescencia y el beneplácito de sus autoridades políticas». Y advertía: «El homenaje que ayer se hizo a los presos y, en especial, al secuestrador de Ortega Lara, debería servir al resto de partidos de ejemplo de lo que le espera a la sociedad vasca si no regenera su escala de valores». Ya, la sociedad vasca tiene que regenerar su escala de valores y para ello ha de tener como modelo la de Pedro J.
Una viene leyendo desde el pasado viernes en NAIZ y en GARA informaciones acerca de las diferentes protestas de los presos vascos, que van desde la huelga de hambre hasta el encierro en celda, pasando por rechazar a la comida de la prisión. Sin embargo, el extremo centro mediático ha descubierto que hacen «trampas». «Libertad digital» revelaba ayer una de ellas: «Otra de las trampas observadas por Prisiones ha sido que en algunos de los formularios, en lugar de rellenarlos como huelga de hambre, lo hacen como huelga de patio». Pues eso, si es huelga de patio, no lo es de hambre, y no conlleva ayuno alguno. ¿Trampa? Lo suyo, por burdo, no llega ni a esa categoría.