El ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Ramin Mehmanparast, no dio mayor importancia a las noticias que apuntan a un inminente ataque israelí antes de otoño. «Este tema es recurrente y repite afirmaciones infundadas anteriores. Nosotros no vemos el modo o el motivo para que hagan eso», manifestó.

Esas informaciones indican que Israel podría atacar instalaciones nucleares en Irán antes de las elecciones presidenciales de noviembre en EEUU.

Ambos países han amenazado reiteradamente con atacar Irán para frenar su programa nuclear, que creen que tiene una vertiente armamentista, lo que niega Teherán, que asegura que es exclusivamente civil y pacífico.

En cualquier caso, el Gobierno iraní ha asegurado que, de ser atacado, responderá con contundencia contra Israel y objetivos estadounidenses en la zona. «Esas declaraciones se deben a los conflictos internos y problemas sociales en los territorios ocupados», subrayó.

En su opinión, las declaraciones de dirigentes israelíes en ese sentido y las informaciones que han generado «muestran lo absurdo de los objetivos que persiguen los sionistas».

El pasado domingo, el Ejército israelí probó un sistema de alertas a móviles para la población civil y, según los medios, está acumulando municiones y raciones de alimentos.

Son muchos los analistas que han advertido que un eventual ataque militar podría derivar en una lluvia de misiles desde Irán, que podría complicarse con ataques de Hizbullah desde Líbano y de milicias palestinas desde la Franja de Gaza.

«Israel se está preparando para una confrontación en las próximas semanas. Pero eso no significa que haya una decisión tomada. El análisis es que se está preparando a las tropas que participarían. Los pilotos, los aviones y también a las ciudades para que puedan absorber los ataques posteriores», resaltó Amir Rapaport, analista militar y editor jefe de la revista «Defensa Israelí». «El clima indica que podría haber una guerra en las próximas semanas o meses. Lo más importante es preparar los equipos militares para una contienda muy complicada, con posibles ataques simultáneos desde tres frentes», añadió.

Desde 1991, todas las casas tienen que construirse con un cuarto fortificado y para las de fabricación anterior «se están construyendo refugios, pero aún faltan en varias zonas».

En 2000, Sanidad ordenó la fortificación de todos los quirófanos y las UCI. En 2006, decidió que un 70% de los hospitales tuvieran salas blindadas.