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Los Saud fuerzan la expulsión de Siria del grupo de países islámicos

Mientras el régimen y los rebeldes armados protagonizan un macabro juego del gato y el ratón, ni el estado del frente en Alepo ni las iniciativas diplomáticas parecen en condiciones de variar significativamente. Y, entre estas últimas manda, como siempre, la incongruencia. Arabia Saudí, la antítesis total de un Estado que respete los derechos humanos, lideraba una iniciativa para expulsar a Siria de la Organización de Cooperación Islámica (OCI).

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GARA | DAMASCO

Los dirigentes del mundo musulmán se reunieron ayer bajo los auspicios de Arabia Saudí con un punto sobre la mesa, la expulsión de Siria de la Organización de Cooperación Islámica.

El lugar y el momento elegidos tienen una fuerte carga simbólica. La cumbre arrancó a última hora de ayer en la primera ciudad santa (para los musulmanes) de La Meca y durante la «Noche del Destino», la más sagrada del mes de ayuno del Ramadán porque durante la misma y, según la tradición musulmana, el Corán fue revelado al profeta Mahoma.

El secretario general de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI), Ekmeleddin Ihsanoglu, confirmó que los ministros de Exteriores de la organización adoptaron por mayoría absoluta el lunes en una reunión en Jeddah un proyecto de resolución, promovido por la dinastía de los Saud, para expulsar a Siria.

En espera de que se cumpliera el formalismo de la votación de los jefes de Estado y de Gobierno de los países musulmanes, estaríamos ante la segunda expulsión de Siria de un organismo regional, después de que fuera apartada de la Liga Árabe.

Con todo, y vista la división entre los 57 países que forman la OCI, y que agrupan a 1.500 millones de habitantes, el resultado de la cumbre tampoco pasará del puro simbolismo.

Irán y Argelia

Y es que los debates se anunciaban tensos. Irán, aliado del régimen de Damasco, se opuso frontalmente a tal medida.

«Estoy radicalmente en contra de la suspensión de cualquier país, sea el que sea», declaró el ministro iraní de Exteriores, Ali Akbar Salehi, quien añadió que «expulsar a un país no conlleva a resolver el problema. Al actuar así, lo único que haces es eludir la cuestión».

Otro de los pesos pesados de la OCI, Argelia, mostraba grandes reservas ante una decisión de este tipo, según avanzaron varios participantes.

El jefe de la diplomacia saudí, el príncipe saud al-Faysal, denunció la política de «tierra quemada» del régimen de Damasco y aseguró que la violencia que ensangrienta Siria «es consecuencia de que ha ignorado las demandas de su pueblo».

Contundencia paradójica por boca de un miembro de la dinastía de los Saud, que dirige con mano de hierro la teocracia más retrógrada del Planeta y que no ha dudado en reprimir a sangre y fuego la revuelta de la minoría chií del este de la Península Arábiga y que tampoco pestañeó a la hora de enviar a su Ejército a aplastar la revuelta de la mayoría chií y demócrata de la vecina satrapía de Bahrein.

«La dolorosa situación» que vive el mundo islámico por el conflicto sirio «abre la vía al debilitamiento de nuestra Umma (comunidad musulmana mundial) y da pretextos a la injerencia en nuestros asuntos», añadió el portavoz del régimen saudí, el mismo que está interviniendo directamente, y junto con Qatar y otros países, en la actual guerra civil siria, suministrando armas, dinero y apoyo logístico a los rebeldes armados. Todo ello sin olvidar que a nadie se le oculta que, con la convocatoria y el orden del día de la cumbre islámica, Arabia Saudí espera mantener y reforzar su posición preminente en el mundo árabe y musulmán, posición de la que es totalmente deudor de EEUU.

El Gobierno sirio no fue invitado a la cumbre, según confirmó el secretario general de la OCI. Quizás por ello no habían decidido, por lo menos hasta el pasado domingo, convidar al opositor Consejo Nacional Sirio.

Quien sí seguía muy de cerca los trabajos era EEUU, de la mano de su enviado especial ante la OCI, Rasdhad Hussain, quien reiteró su compromiso para trabajar con sus «socios de la comunidad internacional para apoyar las aspiraciones del pueblo sirio e incrementar la presión sobre el régimen de Bashar al-Assad».

SOS desde Alepo

Mientras los líderes musulmanes debatían en La Meca, y conscientes de la imposibilidad no ya de vencer sino de incluso resistir militarmente al régimen, los rebeldes armados sirios elevaban el tono y exigían abiertamente una intervención extranjera aérea bajo la forma de una zona de exclusión.

«¿Por qué el Gobierno de tu país no hace nada por ayudarnos?», espetaba a un fotógrafo de AFP Abu Hamad, un combatiente del batallón de Shuhada al-Atareb (Los Mártires de Atareb) en el cuartel rebelde de Sukkari, en Alepo. «En Libia ayudaron a hacer caer a Gadafi, pero en Siria nos dejan morir», se quejaba el combatiente.

El SOS está justificado, toda vez que las tropas del régimen seguían avanzando lenta pero inexorablemente en su ofensiva para recuperar la capital económica siria. Ya el lunes, los soldados entraron en Seif al-Dawla, un barrio del oeste en manos de los rebeldes, como hicieron días antes en Saladino.

El diario progubernamental «Watan» analizaba ayer la batalla de Alepo, que comenzó la semana pasada, afirmando que el Ejército «solo utiliza una ínfima parte de sus fuerzas desplegadas alrededor de la ciudad» y añadiendo que «la reconquista del emblemático barrio de Saladino es solo una etapa antes del control de todas las zonas en manos» de los rebeldes.

Según el diario, «las unidades del Ejército han adoptado la táctica del desgaste en lugar de un enfrentamiento general, con el objetivo de evitar víctimas civiles que son utilizadas como escudos humanos». En paralelo, y en la capital, Damasco, el Ejército sirio proseguía ayer con los registros y detenciones.

En medio de este panorama, el escritor francés de origen judío Bernard-Henri Lévy lanzó ayer un llamamiento a una acción militar en Siria en una carta pública titulada «Aviones para Alepo» y publicada en el diario «Le Monde».

Promotor de la intervención francesa y occidental en Libia, el filósofo compara Alepo con Bengasi y apoya claramente el plan de imponer desde las bases de la OTAN en Izmir y en Incirlik una zona de exclusión aérea.

Lévy apela finalmente a que el Estado francés mantenga durante dos semanas más la presidencia de turno del Consejo de Seguridad de la ONU, que acaba en agosto. «No se entendería que, en estas circunstancias, el presidente de la República, recién elegido y poseedor, por tanto, de una autoridad moral incuestionable, no utilice los recursos que le ofrece la situación».

El llamamiento del filósofo proisraelí coincide con una ola de críticas desde la derecha francesa por la supuesta tibieza de François Hollande respecto al dossier sirio. Su antecesor, Nicolas Sarkozy, y el ex primer ministro François Fillon lideran esta ofensiva.

Frente a ella, el actual ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, inicia hoy una gira por la zona que le llevará a Jordania, Líbano y Turquía, países estos últimos que acogen a decenas de miles de refugiados.

Pero el régimen sirio tiene también quien le apoye, o por lo menos le escuche, y el emisario especial del presidente al-Assad, Buthaina Chaaban, llegó ayer a China para ser recibido por el ministro de Exteriores del Gobierno de Pekín, Yang Jiechi.

Salomónico, el Gobierno chino aseguró que tiene previsto invitar a miembros del opositor Consejo Nacional Sirio.

muertos

Más de 23.000 personas han muerto desde el inicio de la revuelta en marzo de 2011 hasta el 13 de agosto, según un recuento del opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos. De ellos, 16.142 serían civiles, sin distinción entre los que estarían armados o no, 5.842 soldados y miembros de las Fuerzas de Seguridad, y 1.018 desertores. La cifra no incluiría los milicianos prorégimen muertos ni los miles de detenidos cuya suerte se desconoce.

El régimen «controla el 30% del territorio»

El ex primer ministro sirio Riad Hiyab, que desertó recientemente y se refugió en Jordania, aseguró desde Amman que el régimen del presidente Bashar al-Assad se está «derrumbando moral, económica y militarmente» y que no controla más del 30% del territorio estatal.

En su primera comparecencia tras abandonar la disciplina del régimen de Bashar al-Assad para sumarse a la causa de los rebeldes, Hijab pidió la unión de los opositores en el exilio y que los oficiales del Ejército de Al-Assad se sumen a la revolución.

Además, señaló que desertó de forma voluntaria cuando ejercía como jefe de Gobierno y negó que hubiera sido destituido, como afirmó Damasco. «Las brigadas del Ejército Libre Sirio desempeñaron un papel importante en mi salida de Siria», se limitó a señalar.

Hiyab se declara «inocente respecto al régimen corrupto» y asegura que no aspira a puesto político alguno en el futuro.

«Sólo Dios sabe lo que sufría cuando escuchaba las informaciones de bombardeos en las distintas ciudades», se justifica. GARA

secuestro

Un periodista de la televisión iraní en lengua árabe «Al-Alam» ha sido secuestrado por rebeldes recientemente cuando volvía a su casa de Homs (centro de Siria). Los periodistas y redacciones se están convirtiendo en objetivo militar de la revuelta armada.

asalto

La Policía sueca detuvo ayer a diez manifestantes opositores sirios que entraron al asalto en la embajada siria en Estocolmo. El suceso terminó en enfrentamientos con seguidores del régimen.

crisis humanitaria

La secretaria general adjunta de la ONU para asuntos humanitarios, Valérie Amos, llegó ayer a Siria para discutir el deterioro de la situación humanitaria. Tenía previsto ser recibida por responsables gubernamentales, por la Media Luna Roja siria y por familiares de víctimas.

Varios vídeos colgados en internet muestran matanzas perpetradas por los rebeldes

Varios vídeos particularmente horribles que muestran a rebeldes sirios lanzando cuerpos desde un edificio o degollando a capturados han conmocionado a ONG de derechos humanos opositoras y a militantes de la revuelta siria.

Los tres vídeos, colgados en Youtube, no han sido autentificados ni datados pero parecen grabados en la zona de Alepo y muestran también a un hombre tiroteado friamente.

El primero muestra a una muchedumbre gritando Allah Akbar (Dios es el más Grande) reunida alrededor de varios cuerpos mientras tres víctimas son lanzadas al vacío desde un edificio. El que graba el vídeo identifica a los autores como los Héroes de al-Bab (rebeldes de esta localidad al norte de Alepo), mientras la turba saluda el impacto en el suelo de la primera víctima gritando «¡es un chabbih!» (milicia progubernamental).

En otro, un hombre con los ojos vendados y las manos atadas a la espalda es obligado a arrodillarse. Los combatientes discuten cómo matarlo. «Mejor pegarle un tiro», dice uno, mientras otro le manda callar. Un hombre aparece con un pequeño cuchillo y lo degüella. El cámara grita «¡Hamdoulillah («Alabado sea Dios») y añade que «es el destino que les espera a los soldados y chabbihas de al-Assad». En la tercera secuencia, grabada en Azaz, en la misma provincia de Alepo, un hombre es sacado de un coche y arrojado al suelo. Varios hombres vacían sobre él los cargadores de sus pistolas y sus fusiles automáticos.

«Si este vídeo es autentificado, estas atrocidades son un ataque a la revolución. Esto beneficia al régimen», declaró a France Presse Abdel Rahmane, presidente del opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Massud Akko, un kurdo fundador de la Asociación Independiente de Periodistas Sirios, tildó a los autores de peores que los animales salvajes. «¿Qué diferencia hay entre ellos y los que matan a nuestros hijos, a nuestras mujeres y a nuestros hombres?».

Los artistas disidentes Mohamed y Ahmed Malas, exiliados en Egipto, se declararon indignados. «Matáis en nombre de Dios, pero matáis como al-Assad. Vosotros no sabéis lo que es Dios. Esta no es la revolución por la que tanto hemos luchado». GARA

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