El expresidente argentino Fernando de la Rúa se sentó en primera fila, junto a su equipo de abogados, para escuchar las imputaciones del fiscal Federico Delgado, que le acusa de «cohecho activo agravado» por el pago de sobornos a senadores en 2000 para lograr la aprobación de la polémica Ley de Reforma Laboral. Junto a De la Rúa se sentaron en el banquillo el exdirector de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) -de cuyas arcas, según el fiscal, se desviaron cinco millones de pesos para pagar los sobornos-, Fernando de Santibañes; el exministro de Trabajo Alberto Flamarique; el exsecretario del Senado Mario Pontaquarto, que confesó haber llevado en un maletín el dinero de los sobornos; y los exsenadores del PJ Alberto Tell, Augusto Alasino, Remo Constanzo y Ricardo Branda.

En declaraciones a las puertas del tribunal, Pontaquarto se mostró dispuesto a «corroborar los hechos, a contar la historia realmente cómo fue y cómo pasó, cómo se pagó, cómo se entregó el dinero hace 12 años,en abril de 2000».

El fiscal dio por probado que el 4 de abril de ese año, De la Rúa se reunió en su despacho de la Casa de Gobierno con el fallecido senador José Genoud, Alasino, Tell, Pontaquarto -como hombre de «extrema» confianza de Genoud- y Flamarique. «El objetivo era facilitar la sanción de la Ley de Reforma Laboral, existencial para el Gobierno. En la reunión, le dijeron a De la Rúa que los legisladores del PJ pedían otras cosas para apoyar la ley, es decir, dinero», alegó.

El 18 de abril de 2000, Pontaquarto retiró cinco millones de pesos del tesoro de la SIDE, adonde llegó en su automóvil particular. Tras cogerlo, regresó al Congreso. Pero ese día no pudieron votar la reforma por la represión contra una manifestación de sindicatos contrarios a esta ley. Pontaquarto, según el escrito de la Fiscalía, se llevó el dinero a su casa, donde lo escondió hasta el 26 de abril.

Se trata del segundo juicio contra un presidente tras el proceso que se siguió a Carlos Menem por el contrabando de armas a Crocia y Ecuador.