Udate | Bilboko aste nagusia
Detrás de los huevos anda el secreto de las tortillas de Mungia
Muchos dicen conocer el secreto de la tortilla de patata, aunque la verdad es que en Aste Nagusia los últimos años ganan los de Mungia, apuntándose a que la clave del repetido éxito se encuentra en el huevo de caserío y la patata de selección que emplean. Cierto o no, los mungiarras se impusieron en un concurso que volvió a superar récord con 365 inscritos.
Agustín GOIKOETXEA | BILBO
La tortilla de patata volvió a llenar a rebosar El Arenal. A primera hora era ya difícil encontrar un buen sitio para situar la infraestructura necesaria para poder participar en condiciones. Hubo quienes, los que previsiblemente se les pegaron las sábanas, se las vieron y se las desearon para encontrar un txoko donde desplegar sillas, mesas y sombrillas, paso previo al emplazamiento del hornillo de gas, acompañado en algún caso por una barbacoa.
Con este panorama se podía pronosticar que se iban a superar las 311 inscripciones del año anterior y así fue, pues se alcanzaron los 365 apuntados, además de los 41 platos de comparsas, aunque es verdad que algunos no llegaron a las extensas mesas desplegadas para que el jurado catase. «La tortilla es un plato de la guerra», apuntaba Kepa Freire, director del Certamen Gastronómico. Y guerra hubo ayer en El Arenal con decenas de cuadrillas bajo grandes sombrillas y jaimas.
Unos pelando patatas, otros iban cortando cebolla y pimiento, batían huevos o platicaban con el público o conocidos que se habían acercado a saber de sus andanzas. También los hubo que no tocaron la cuchara de palo para ver el punto de los ingredientes mientras se hacían en un aceite de calidad, optando por picar una ligera ensalada de tomate y lechuga, chorizo, queso, aceitunas, pimientos de Gernika y jamón regado por tinto, txakoli y sidra.
No faltó tampoco el lado friki con jóvenes masticando cortezas, patatas chip u otro tipo de aperitivo mientras bebían un refresco de cola. El olimpo festivo del Arenal es como el arca de Noé, cabe todo el mundo.
El jurado permitió el uso de patata, cebolla, ajo, pimiento verde y rojo, huevos, sal y aceite, aunque Freire insistió en su advertencia sempiterna de que «la cebolla hay que saber manejarla», sugerencia que extendió al pimiento. Las cantidades que se emplearon merecen ser citadas, porque a la vista de la abultada participación se puede llegar a decir que se utilizaron cerca de 4.500 huevos y una tonelada aproximada de patatas.
Quienes se manejan en ese plato apuntan que la patata de la variedad monalisa puede ser la más adecuada. Los hay que no lo desvelan y señalan simplemente a su huerta, sin especificar. «Vale con una patata de freír -aclaró el guisandero mungiarra-, aunque no hay que sobrefreirla, hay que pocharla».
Respecto al aceite, dijo que no tiene uno preferido porque hay muchos de buena calidad y para todos los bolsillos. Kepa Freire aprovechó la pregunta del periodista para recordar el pasado vasco de la tortilla. «Sí, era un plato de guerra -repitió-, de las guerras carlistas, en la que se hacía una torta de patata, huevos y manteca de cerdo. Hasta en eso nos han robado los españoles, al cambiar la manteca por aceite de oliva y denominarla tortilla española, cuando el plato lo descubrimos nosotros».
Los habituales corros de espectadores centraron sus miradas, además de en sus familiares y conocidos, en varias cuadrillas de Mungia que suelen hacerse con los premios en muchas localidades. Al margen de la calidad de los productos que emplean, hay quien fija su atención en la edad de las gallinas de las que obtienen los huevos, jóvenes, o cómo logran que sus tortillas sean más jugosas quitando las claras y primando las yemas.
Cierto o no, de los 20 primeros clasificados, siete eran de Mungia y uno de la vecina Gatika, encabezados por el mungiarra Politena seguido del Txoko Zubiaga de Galdames y Tximelete de Bilbo. Askapeña ganó en la categoría de comparsas.
Bilboko Konpartsak mima su Certamen Gastronómico y buena prueba de ello es la publicación que en los últimos años sacan a la calle y reparten de forma gratuita. Cocineros y críticos han colaborado en su elaboración, con el apoyo que edición tras edición le dan cocineros y guisanderos de pro de txokos. En esta oportunidad se dejan a un lado los recetarios y los comparseros optan por homenajear a diversos establecimientos que han surtido durante muchas décadas a bilbainos o forasteros con productos de calidad, exquisitos en muchos casos.
Son los ultramarinos o coloniales de antaño, apareciendo en el librito: Ultramarinos Ortiz y Charcutería Alemana La Moderna, de Colón de Larreategi; Carnicería Rodo y Margari Encurtidos, del Mercado de La Ribera; Ultramarinos Galíndez, de Barrenkale; La Busturiana, de Hernani; Frutería Caridad, de la Plaza de Indautxu; Ultramarinos Gregorio Martín, de Artekale; Pescaderías Vascas, de Astarloa; Charcutería Dorita, de Jardines; Casa Rufo, de Hurtado Amezaga; y Delicatessen Hilario Vicente, de la Avenida Madariaga, en Deustua. A.G.