Las explicaciones del Gobierno sueco sobre la extradición de Assange resultan ya obscenas
El Gobierno sueco anuncia ahora que no extraditaría a Julian Assange a EEUU en caso de que corriese peligro de ser condenado a pena de muerte. A estas alturas este anuncio resulta extemporáneo, baldío e incluso de mal gusto. Desde un primer momento quedó claro que, más allá de la pertinencia jurídica del caso contra el fundador de Wikileaks por agresión sexual en Suecia, el verdadero móvil de dicho proceso era abrir la opción a esa extradición.
Asimismo, el Ejecutivo de Obama ha dejado bien claro que su objetivo es juzgar a Assange por traición. Quieren que sea ejemplarizante y la única «duda razonable», por utilizar el término que tan profusamente usan en las teleseries yanquis de temática jurídica, está entre pedir la cadena perpetua y la pena de muerte.
Lo que tendrían que asegurar el Gobierno sueco, el británico o cualquier otro gobierno es que nadie será extraditado si la causa por la que se le persigue es contraria a la libertad de expresión y de prensa, como es el caso. Tanta cuna del rule of law y tanto desarrollo para que venga Ecuador y les de una lección de soberanía, de estado de derecho y derecho al asilo.