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«La gente cree saberlo todo sobre Ernest Hemingway»

Era 1936 cuando en el Sloppy Joe's, un populoso bar de Cayo Hueso (Florida) se conocieron uno de los más significativos escritores del siglo pasado y una de las pocas mujeres que vio muchas guerras de frente.

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Philip Kaufman

Director de cine

Al parecer, mucho queda por descubrir, no solamente del gran novelista estadounidense Ernest Hemingway, sino también de una aguerrida mujer que fue corresponsal de guerra y también su tercera esposa, Martha Gellhorn. Con la miniserie «Hemingway & Gellhorn» (Canal +) se podrá conocer un poco más de su historia.

El principio de la agitada y apasionante historia entre Ernest Hemingway y Martha Gellhorn no abandonó a Philip Kaufman (Chicago, Illinois, 1936) durante los largos ocho años que transcurrieron hasta levantar un proyecto que lo mantuvo enamorado. Y eso que, durante su época escolar, profesaba todo menos cariño al aclamado autor. Mucho le valió a Kaufman -«Henry & June» (1990), «The right Stuff» (1983), entre otras- tal período de maceración, ya que «Hemingway and Gellhorn» cuenta con un elenco de lujo encabezado por Nicole Kidman (como Martha) y el inglés Clive Owen (como el autor de «El viejo y el mar») Estrenada por todo lo alto en el pasado Festival de Cannes, la «atracción fatal» entre el novelista y la periodista y corresponsal de guerra, relatada en 154 minutos, se estrena la próxima semana en Canal +.

Precisamente la Guerra del 36 tiene un gran peso en esta historia, que plantea la relación tormentosa y de «retroalimentación» de ambos escritores. «Son dos personas extremadamente fuertes, inteligentes, muy sexys, llenos de vigor, energía y competitividad», describe Kaufman y agrega, «[en la miniserie] tenemos momentos de gran pasión, de idealismo, de belleza, heroísmo y tragedia».

Rodada en su totalidad en la ciudad de San Francisco, personajes reales como John Dos Passos (interpretado por David Strathairn), Mikhail Koltsov (Tony Shalhoub) o Robert Capa (Santiago Cabrera), se mezclan con algunos que más bien son «(re)creaciones» de personas que vivieron durante la época en la que se desarrolla la trama. Entre muchas de las anécdotas acaecidas durante el rodaje, Kaufman se ríe de buena gana de una en particular relacionada con el gran fotógrafo húngaro: «Quisimos dar la prueba de que la polémica foto de Capa [«Muerte de un miliciano», 1936] es verdadera; por eso reprodujimos ese momento».

¿Por qué fue tan importante para usted reivindicar a Martha Gellhorn frente a la figura de Ernest Hemingway?

La gente cree saberlo todo de Hemingway, pero no es así, y esta película también toca una parte de él que ha caído en el olvido. Sin duda, Hemingway es el más famoso de los escritores, y en su tiempo fue una celebridad, era como un Muhammad Ali. En esta película se puede constatar que Martha aprendió mucho a través de su relación con Hemingway, particularmente en su estancia en España: él la impulsó a escribir, a hallar una voz propia, y Martha empezó a trascender a Hemingway, convirtiéndose en la mejor corresponsal de guerra, hasta más brillante que el mismo Ernest. En realidad, no conocemos a la persona que está detrás de los corresponsales de guerra, una especie de héroes, y en especial cuando se trata de mujeres, que tienen que trabajar más y más. Martha tenía una forma muy particular de trabajo, equiparable a las fotos de Robert Capa, de quien era muy amiga; de hecho, una vez le dijo que quería escribir como él fotografiaba. Es por eso que su estilo es único, muy diferente al de Hemingway.

¿Por qué Nicole Kidman era la actriz ideal para asumir el rol de Martha?

Siempre quise trabajar con ella. Durante mucho tiempo no hice ninguna película porque mi esposa [Rose Kaufman, fallecida en 2009] estuvo enferma, y durante todo ese tiempo no salí de San Francisco. Después de la muerte de mi mujer, asistí a una gala benéfica a la cual también estaba invitada Nicole; hablamos de mi esposa, quien de alguna manera era como Martha. Nicole me preguntó qué estaba haciendo y yo le dije que estaba planeando hacer «Hemingway and Gellhorn». A los pocos día me llamó y me comentó que había leído el guión, el cual se suponía que nadie podía leer... (risas) ¡Es que Nicole es muy ingeniosa...! Y me dijo que lo quería hacer como fuera. Por eso es la persona ideal para ese papel. Nicole es brillante.

¿Y cómo llegó Clive Owen a convertirse en Ernest Hemingway?

Mi abogado, que es también un gran amigo, es el abogado de Clive Owen y me preguntó si para ese proyecto estaría interesado en él. Es muy difícil encontrar a alguien que tenga toda la masculinidad necesaria para asumir ese rol, pero que no parezca que esté recién salido del gimnasio, y Clive está justo en una etapa de su vida idónea para interpretar a Hemingway. Con Clive pasó lo mismo que con Nicole: quiso participar de inmediato. Clive tenía que hacer un par de películas y tuvimos que esperar un año. Tuve mis dudas, porque él es muy británico, pero me dijo que no me preocupara; y así lo hizo, cogió el acento americano de inmediato, investigó mucho, hasta viajó a Cuba, a España y a París, donde se hinchó a comer (risas). Además hizo un entrenamiento en pesca de altura. En pocas palabras, se transformó. Clive es muy meticuloso y profesional, pocos actores americanos son capaces de trabajar de esa manera.

¿Consideró realizar esta película para el cine?

En realidad, fue concebida para la gran pantalla. Muy pocos estudios están dispuestos a producir historias como estas, y muchos grandes directores están participando en proyectos similares para la televisión. Un estudio nunca hubiera aprobado esta película: ¿un filme sobre escritores? ¿De Ernest Hemingway? (risas). La HBO se comunicó conmigo para que considerara realizar este proyecto para la televisión. Siempre había rechazado la idea de trabajar en producciones televisivas, pero empecé a tomar en serio esa propuesta con la idea de que sí fuera una película, pero que se transmitiese por la pantalla pequeña. Hace veinte años no existían las nuevas tecnologías de la actualidad.

En «Hemingway and Gellhorn», participan los actores latinoamericanos Rodrigo Santoro y Santiago Cabrera, ¿cómo llegó a ellos?

Tenía que encontrar a los actores perfectos para esos roles, y fue una gran suerte contar con ellos. Santiago se parece físicamente a Robert Capa, aunque es de Chile y habla un inglés bellísimo. Rodrigo es un actor brillante, basta con verlo en «300» (Zack Snyder, 2006), y me pareció que era perfecto para el rol de Zarra, que es el único personaje que está compuesto de historias de personas reales que desaparecieron en España, de aquellos héroes de la revolución. Pero esas son cosas de la política en las que no quisimos ahondar, aunque se sabe que los rusos «desaparecieron» a mucha gente. Zarra está basado sobre todo en un persona que se llamaba Paco Roble.

 

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