Entraba en todas las quinielas. Ni siquiera la presencia de un enrabietado Valverde podía hacer sombra al favoritismo de un Purito Rodríguez al que la etapa con final en el Fuerte del Rapitán le venía como anillo al dedo a sus condiciones explosivas. Y el catalán no solo no defraudó, sino que dio toda una lección de estrategia y fortaleza en el momento adecuado a los máximos candidatos a la victoria final y, de paso, se unió a ese selecto grupo, metiéndoles tiempo y reforzando su maillot rojo.

El ciclista catalán supo aguantar de manera titánica el ritmo impuesto por los Sky en la última subida -«ha sido infernal, lo más parecido a la preparación de un sprint. Me llevaban de culo y no me podía mover», reconocía a la postre el vencedor- para acompañar en el último ataque protagonizado a falta de 800 metros al dúo formado por el subcampeón olímpico de ciclismo en ruta, Rigoberto Urán, y su compañero Chris Froome.

Era la confirmación de que el magnífico ciclista inglés quería rematar el trabajo de su equipo y demostrar que no ha venido a la Vuelta de paseo. Sin embargo, al británico también le pasó factura el exigente paso marcado por sus hombres en el puerto definitivo de la carrera y el que Joaquim Rodríguez tuviese informes precisos sobre las características del último tramo.

Los que le había pasado su compañero Ángel Vicioso, perfecto conocedor de esas carreteras, en el sentido de que debía atacar en la última curva y apretar los dientes. Aunque para ello hacía falta tener las fuerzas suficientes... y Purito las tuvo, primero para dejar descolgado al colombiano y posteriormente asestar el hachazo definitivo a un Froome que se dejaba cinco segundos en línea de meta. Valverde incrementaba la diferencia hasta los diez y Contador se iba a los 18 de desventaja.

Un golpe moral del de Parets del Vallès para contrarrestar el mal sabor de boca que se le quedó en Arrate donde, como él mismo confesó, actuó como «un juvenil», y para confirmar su candidatura a portar el rojo hasta el final. De momento, las diferencias son muy exiguas para lo escarpado del trayecto que todavía resta, pero Rodríguez ya ha dejado claro que se encuentra en un envidiable estado.

No así Igor Antón, en quien había depositado todas sus esperanzas la afición vasca. El de Galdakao volvió a perder casi un minuto respecto a la cabeza y cada vez se aleja más del grupo de elegidos. Ya está a más de dos minutos de Purito, pese a que el ciclista vizcaino sigue sin entender muy bien su bajo rendimiento, dado que no tiene ningún problema físico y su preparación ha sido idónea de cara a la ronda estatal.

Quinteto a la fuga

Además del espectáculo que se vivió en la ascensión al Fuerte del Rapitán, la etapa también tuvo otros protagonistas destacables, pese a que al final su intentona de fuga no terminase cuajando por los importantes intereses que había en juego. En esta ocasión, la escapada tuvo claro tinte holandés con Pieter Weening (Orica), Martijn Maaksant (Garmin Sharp) y Joost Van Leijen (Lotto Belisol), a los que acompañaron los flamencos Jurgen Vandewalle (Omega) y Thomas De Gendt (Vacansoleil). Este último, tercero en el pasado Giro de Italia y el más fuerte del quinteto, acabó por marcharse en solitario a la vista de que la fatiga se iba apoderando del resto de fugados, pero poco pudo hacer ante la frenética marcha el pelotón y fue cazado a pie del primer puerto de tercera.

Así, en la subida a Oroel fueron los hombres del Saxo Bank los que pusieron una frenética marcha, para ser después relevados por el Sky, sin que ni unos ni otros tuviesen premio a su esfuerzo. «Les tengo que dar las gracias», bromeó el vencedor y actual líder. Pocas risas, en cualquier caso, pues la marcha de esta primera semana seguro que pasará factura, aunque la etapa de hoy, llana entre Huesca y Alcañiz sobre 164 kilómetros, promete dar un cierto respiro.