«Nada es gratis en esta vida, alguien lo tiene que pagar». Son declaraciones del presidente chileno, Sebastián Piñera, hace justamente un año, después de que su Gobierno aprobara de manera unilateral la ley de Calidad en la Educación, origen de las protestas estudiantiles, que exigen una enseñanza pública y gratuita. «Todos quisiéramos que educación y muchas cosas más fueran gratis para todos, pero alguien lo tiene que pagar», insistió ante los medios.

Desde entonces, no ha variado ni un ápice su postura pese a las movilizaciones y a la continua ocupación de universidades y centros educativos.

Para ayer había convocado un nuevo paro nacional, al que precedieron una decena de marchas. Decenas de estudiantes y miembros de organizaciones civiles recorrieron el miércoles por la noche las calles de Santiago de Chile bajo el lema «Pedaleando por la Educación». Entre los participantes estaban el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica, Noam Titelman, y la emblemática dirigente y vicepresidenta de la Federación de Estudiantes, Camila Vallejo.

Y miles de estudiantes desfilaron ayer en las al menos catorce marchas por las calles de varias ciudades chilenas durante una jornada de paro nacional convocado por los estudiantes de Secundaria, con apoyo de los universitarios.

En principales calles de la capital y, sobre todo, en los accesos a los centros educativos, había importantes cordones policiales desde primeras horas de la mañana, cuando fueron detenidos al menos cuatro jóvenes en la Municipalidad de Providencia, en Santiago.

«¡Qué hermoso ver cómo nuevamente copamos las calles de nuestro país. ¿Seguirá el Gobierno con su estrategia divisionista y de desgaste? Fuerza Estudiantes!», escribió en su cuenta de twitter el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Gabriel Bori.

Pese a los arrestos en masa de las últimas semanas y a la lluvia, estudiantes chilenos de secundaria salieron a las calles para insistir en sus cinco reclamaciones; «un sistema educativo público, gratuito, autónomo, democrático y pluralista, de excelencia e intercultural».

A nivel universitario, los estudiantes reclaman el fin del lucro existente en muchos centros privados y de los altos costes de las carreras, que deben solventar con créditos del sistema financiero.

El Gobierno, sin embargo, volvió a responder con nuevas advertencias. El jefe del Gabinete, Andrés Chadwick, reiteró que no aceptarán «presiones ni imposiciones. Este Gobierno, y esperamos que ninguno, no acepta presiones ni imposiciones para que la opinión de un grupo prevalezca sobre las necesidades del país».

Aunque las marchas no estaban autorizadas, se llevaron a cabo con relativo orden, ante un fuerte despliegue de los Carabineros. Al término de las mismas se produjeron algunos enfrentamientos entre manifestantes y policías.

El reputado sociólogo y periodista chileno Alejandro Guillier consideró en declaraciones a ADN Radio Chile que la jornada de ayer representaba «un doble examen. De los jóvenes y de las autoridades políticas». Denunció la cerrazón del Gobierno que, según denunció, se ha negado a negociar incluso con los rectores.

Destacó que «a diferencia de 2011, este año los estudiantes han elaborado un documento concreto para lograr un sistema nacional estatal gratuito y con control comunitario. Quieren una educación igual para todos. ¿Es mucho soñar eso? ¿Hay algún punto en el que no tengan razón?».

Guillier recordó que los estudiantes enviaron sus propuestas al Gobierno y que, hasta el momento, no han obtenido respuesta.