La Policía alemana realizó en la madrugada de ayer una redada masiva contra 146 objetivos neonazis en 32 ciudades del estado de Renania del Norte-Westfalia, con la participación de unos 800 agentes, en el transcurso de la cual se incautó de numeroso material propagandístico de extrema derecha, armamento y documentación de tres organizaciones que quedaron disueltas e ilegalizadas, aunque no hubo detenciones.

Las tres agrupaciones ultraderechistas prohibidas se llaman Kameradschaft Aachener Land Camaradería de la Región de Aquisgrán (Kameradschaft Aachener Land), que operaba en esta ciudad y sus alrededores, Resistencia Nacional de Dortmund y Cameradería de Hamm (Kameradschaft Hamm), y mantenían una estrecha relación con el ultraderechista NPD.

«Estas agrupaciones son xenófobos, racistas, antisemitas y un peligro para la convivencia pacífica. Hemos destruido tres importantes estructuras (neonazis)», según el ministro del Interior de ese estado federado, Ralf Jäger.

Por el momento no se han producido arrestos y se ha comunicado a los activistas de ultraderecha la prohibición de portar los emblemas de sus organizaciones. Además, las autoridades tampoco permitirán la formación de agrupaciones que sustituyan a las prohibidas.

Durante las redadas en la ciudad de Aquisgrán y varias localidades de la Cuenca del Ruhr se confiscó el patrimonio de l0s tres grupos.

Los agentes registraron un centenar de viviendas en Dortmund, Hamm y el distrito de Unna, así como otras 50 en Aquisgrán Düren y Heinsberg.

Un millar de carteles neonazis y soportes informáticos forman parte del material hallado por la Policía. También encontró armas de fuego, cuchillos, bates de béisbol y otro tipo de armamento, según Jäger.

Un portavoz del Ministerio de Interior de Renania del Norte Westfalia explicó que la operación tenía como objetivo «abrir grandes huecos en las redes de los neonazis».

Las redadas contra organizaciones de extrema derecha se han sucedido desde que en noviembre de 2011 se conociera la existencia de la organización Clandestinidad Nacional-socialista (NSU), a la que se acusa de haber matado a ocho ciudadanos turcos entre los años 200o y 2006 y a una agente de la Policía en 2007.

La revelación puso en el ojo del huracán a los servicios secretos federales por sus múltiples fallos en la investigación, cuando no connivencia con la NSU. El caso ha provocado algunas dimisiones en el departamento.