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Cómo buscar pareja en internet: amplía tu agenda

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Nagore Belastegi

En época de crisis, dicen los expertos, las ventas de los pintalabios rojos aumenta considerablemente. El tono rojo pasión, para ser exactos. Ese color pinta de optimismo, sicológicamente al menos, los días duros y con una mínima inversión puede afrontarse la situación con otro punto de vista. Si las mujeres eligen el rojo para su cosmético estrella es porque este trasmite fuerza y seguridad, dos aspectos que faltan en tiempos de crisis.

Recientemente se ha sabido que en esos tiempos difíciles la búsqueda de pareja aumenta, ya sea para compartir los gastos, tener un hombro donde llorar las penas o encontrar una razón por la que sonreír. Pero decir que incluso las formas tradicionales de ligar están en crisis no es una novedad. Quedaron atrás los largos cortejos por parte de nuestros abuelos a las abuelas y parece que hasta la combinación más utilizada en Euskal Herria -amigos, alcohol y gaupasa- está caducando.

Internet nos ha abierto las puertas del mundo y de la mente, y eso ha creado nuevas formas de establecer relaciones con otras personas. Hace diez años se puso en marcha Meetic, un sistema de búsqueda de pareja y amistad que se vale del matchmaking -afinidad sicológica- gracias a los datos recogidos en los registros de los usuarios. Su versión traída a nuestro terreno se llama Kaixomaitia.com. Sin embargo, junto al éxito de los teléfonos móviles inteligentes ha surgido una infinidad de aplicaciones para conocer gente «y lo que surja». Para los gays existe la popular Grindr, que funciona como un radar y detecta a todos los homosexuales que tienen instalada la aplicación en su móvil. De esta forma, los chicos pueden elegir cual les gusta y hablar con ellos y, en caso de que los dos estén de acuerdo, quedar en algún lugar próximo (no olvidemos que la aplicación indica dónde se encuentran). En caso de que la búsqueda no haya sido satisfactoria basta con eliminar el contacto y seguir gozando del anonimato.

Mikel (nombre ficticio) es un joven usuario de Grindr. Comenzó a utilizar la aplicación porque en su grupo de amigos no había ningún homosexual y le apetecía conocer gays de su edad, no solo para ligar. Así, se registró con la intención de hacer amigos y es lo que ha encontrando ahí. «No he encontrado pareja porque no la estoy buscando. He conocido buenos amigos y otros a los que me hubiera gustado no conocer nunca, y también he encontrado sexo alguna vez», nos cuenta. Aunque de momento su experiencia es positiva ha tenido alguna situación extraña que relata a modo de anécdota: «Recibí un mensaje de un hombre de negocios que estaba alojado en el que entonces era el Hotel Sheraton de Bilbo. Me ofreció 300 euros por pasar la noche con él. Ni siquiera le contesté». Grindr es tan popular y está tan repleto de historias como esta que a un usuario se le ocurrió crear el blog Grindrsorpresa.tumblr.com donde se publican capturas de pantalla de conversaciones curiosas.

Ante las peticiones de otros sectores de la población, los creadores de Grindr lanzaron su versión para lesbianas, Brenda, y la heterosexual, Blendr, pero ninguna de las dos triunfó. El fallo de la primera fueron las quejas por parte de las chicas ya que la aplicación tiene fallos y no se ha tenido en cuenta que los hombres y las mujeres no son iguales. En el caso de los heterosexuales la competencia ya estaba arraigada mucho antes, por ejemplo, Badoo.

Pero si dejando de lado la amistad y el amor, y nos fijamos solo en el sexo de una noche podemos hablar de la aplicación I just made love (acabo de hacer el amor). Como su propio nombre indica sirve para dar a conocer al mundo, en el mismo momento de haber concluido el acto sexual, dónde fue, en qué posturas, con cuantas personas y de qué genero, y, de paso, se puede poner nota.

Pero la exclusividad de las nuevas técnicas de ligue no se limitan a internet. No debemos olvidar los locales de speed dating (citas rápidas) que siguen acumulando solteras y solteros cada vez que celebran sus particulares fiestas o los viajes en los que solo los singles pueden participar. Sonia Pascual es la coordinadora de citas rápidas de Tucitaperfecta.es. Está página web gestiona encuentros para solteros en la zona norte del Estado español. Anteriormente ha preparado eventos en Logroño, Iruña y Bilbo, y ha organizado dos veladas para los días 12 y 13 de setiembre en el restaurante Ikatz de Donostia.

Según Pascual la gente que acude a estos eventos son gente que quiere amistad o algo estable, «nada de relaciones esporádicas, que para esto ya está internet». Para facilitar el contacto de la gente ha adaptado el modelo estadounidense a las costumbres vascas, porque cree que aunque «cinco minutos son suficientes para saber qué te trasmite una persona» la gente se conoce mejor en la cena posterior a las citas.

Durante las citas no se facilitan datos de contacto para que nadie se sienta intimidado, pero al día siguiente cada participante puede acceder a la página web con una clave y «guiñar» a un máximo de cinco personas que le han gustado. Entonces se les facilita el contacto y pueden volver a quedar. «Conocía a una chica que estaba pendiente de una operación y creía que por su situación no iba a encontrar a nadie. Por otro lado, conocía a un chico que era muy estudioso y nunca había pensado en buscar pareja. Los dos acudieron a una velada de citas rápidas. Yo supe desde el primer momento que había feeling. Al día siguiente se guiñaron mutuamente, solo a ellos», declara. Además, tucitarapida.es ofrece un servicio de consultorio emocional que no es obligatorio pero podría ser útil para algunas personas. «Hay gente que no ha tenido nunca pareja o que las ha tenido y no han funcionado. Nosotros les ayudamos a que la próxima relación sí tenga éxito y les preparamos para las citas», relata Pascual.

Por otro lado están los que prefieren salir a la aventura sin tener un objetivo fijo. Arantxa (nombre ficticio) es una mujer viajera, como tantas otras, con la particularidad de que a ella no le hace falta nadie para irse a Senegal o a Jordania. Ella suele participar en un tipo de viaje en el que el único requisito es ir solo. «Si no tengo nadie con quien ir, ¿qué voy a hacer?», pregunta Arantxa, y desde luego ella tiene clara la respuesta. Sale de viaje con gente a la que no conoce, pero pronto surge amistad. «Vamos con intención de pasarlo bien, no de ligar, y no conozco a nadie que haya encontrado pareja así, pero puede ser una opción», asegura.

Lo que todas estas modalidades permiten es poder ponerse en contacto con otras personas que también buscan pareja sin temor a quedar en ridículo. Es fácil entablar conversación con un desconocido, declarar las intenciones (simple amistad, relación o solo sexo) y si no existe compatibilidad, desaparecer sin ningún compromiso. Está claro que estas formas de ligue requieren un grado de mentalidad abierta, pero una vez se da el paso todo es más sencillo. Quien prefiera seguir ligando como toda la vida, podrá hacerlo (las txosnas y la cerveza seguirán existiendo), pero para quien haya decidido que ya es hora de ampliar su «mercado» a otra gente que no conoce, estas son unas herramientas que pueden resultar interesantes.

A modo de final feliz para este reportaje tenemos la historia de Juan Caballero y Cecilia Pastor, de Gasteiz. Juan comenzó a frecuentar un foro dedicado a mayores de 30 años donde escribían sobre sus inquietudes y compartían sus cosas. Un día escribió un cuento llamado «La caja de besos» y muchos usuarios escribieron comentarios al respecto. Uno de ellos provenía de Cecilia. Tras seis meses en contacto Cecilia desapareció de la red, y al volver decidieron quedar para conocerse. Juan no dudo en ir mes y medio a Perú, donde residía Cecilia, para ir a verla. El amor que les unía fue tal que Cecilia dejó su trabajo y su familia y vino a Gasteiz con Juan. Esto ocurrió hace doce años.

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