GARA > Idatzia > Kultura

Udate | Yuri Temirkanov, DIRECTOR DE ORQUESTA

«Si quieres hacer una gamberrada hazla en la calle, no en una iglesia»

Alumno de Ilya Musin y Yevgeny Mravinsky, Yuri Temirkanov es depositario de la más grande tradición rusa de la dirección de orquesta. Titular de la Orquesta Filarmónica de San Petersburgo desde hace casi un cuarto de siglo, sus versiónes de los clásicos rusos como Tchaikovsky o Stravinsky son referenciales.

p051_f01.jpg

Mikel CHAMIZO | DONOSTIA

La Orquesta Filarmónica de San Petersburo abre mañana la última semana de la Quincena musical con uno de los grandes oratorios rusos del Siglo XX, «Iván el Terrible» de Prokofiev, en el que colaborará con el Orfeón Donostiarra. El martes centrarán su actuación en una de las grandes sinfonías rusas, la «Patética» de Tchaikovsky.

Se ha quejado en alguna ocasión de que las orquestas rusas saben tocar más cosas además del repertorio de su país. ¿Por qué, entonces, ha escogido a tres compositores rusos para sus dos conciertos en Donostia?

Cuando una orquesta rusa viaja al extranjero, en la mayoría de los casos la gente tiende a pensar que solo saben tocar música rusa y por eso se la piden siempre. Sencillamente no es verdad, pero qué obras tocamos en los conciertos no depende exclusivamente de nosotros. Hay que llegar a un acuerdo con el empresario, que en este caso quería música rusa. Y no me importa, porque a mí también me apetecía hacer «Ivan el Terrible», que es una obra que no se escucha muy a menudo.

Lleva 24 años dirigiendo a la Orquesta Filarmónica de San Petersburgo. Apenas hay directores en Europa que mantengan compromisos tan prolongados con una sola orquesta, ganan mucho más picando de flor en flor. ¿Por qué lo hace usted?

Con los años he llegado a lo conclusión de que lo mejor no es trabajar con muchos colectivos de gente diferentes, sino elegir uno y centrarse en él. Cuando estás de gira, aunque te toque trabajar con la mejor orquesta, siempre tienes que realizar un esfuerzo extra para acoplarte a los músicos, entender cómo trabajan y obtener de ellos el compromiso necesario. Pueden hacer su trabajo de forma magnífica, pero al no conocernos mutuamente se pierde mucho tiempo en lograr que surja la química. Es por eso que prefiero centrarme en los músicos de mi orquesta, a los que conozco personalmente, a cada uno de ellos, y que están acostumbrados a mi forma de dirigir.

¿También se establece una relación similar con el público?

Por supuesto que sí. Con el de San Petersburgo y con el de cualquier ciudad. A veces, estas salas modernas que hay ahora tienen el escenario muy alejado y me impiden sentir al público. En esas situaciones me cuesta muchísimo dirigir. Un concierto debe ser un acto de conexión de las almas. Si solo te interesa la música, mejor ponte un CD.

Tras dejar su puesto de titular del Teatro Mariinsky de San Petersburgo en 1988, declaró que una de la razones fue el agobio por todas las interioridades extra-musicales del mundo de la ópera.

Tras 13 años dirigiendo el Mariinsky abandonar la ópera fue un alivio. Lo que está ocurriendo en la actualidad con el género de la ópera es algo terrible. Está todo repleto de directores de escena incompetentes e ignorantes que dictan sus propias reglas y realmente creen que Mozart, Verdi o Tchaikovksy no sabían lo que estaban haciendo. Los ven como compositores de música de cine, cuya finalidad es solo acompañar la escena. Lo único que se consigue así es subvertir los principios de la ópera, es catastrófico. Y para un par de directores que quedan que sí entienden lo qué es una ópera, todos les llaman retrógrados.

Con una opinión así, ¿por qué ha decidido volver a dirigir ópera en el Teatro Regio de Parma?

Primero porque me han dejado expresar mi opinión profesional sobre cómo hacer las cosas. Y también porque me halaga que, siendo ruso, el teatro de una ciudad que ha dado tantos genios de la música, como Verdi o Toscanini, me pida que dirija algo tan ambicioso como un ciclo con todas las óperas de Verdi, un autor que me apasiona.

¿Enseñó usted a Gergiev a dirigir sin batuta?

Yo no he enseñado nada a nadie. Lo único que hice por Gergiev fue acogerlo en el Mariinsky, luego ya se encargó él de aprenderlo todo por sí mismo.

Pero usted es el director ruso que dejó de lado la batuta para dirigir con las manos, ¿cómo ocurrió tal cambio?

Yo nací en la Unión Soviética y allí la situación era muy complicada, faltaba de todo. Un día se me rompió la batuta y no tenía otra, así que me puse a dirigir con las manos. Al final se me pasó la tontería por las batutas y también por vestirme con camisas ridículas, que de joven pensaba que era algo importantísimo para un director de orquesta.

Como gran figura de la música rusa, dígame, ¿qué opina de lo ocurrido con las Pussy Riot?

Yo creo que aquí se ha exagerado un poco la importancia de lo sucedido, aunque también ha aportado su grano de arena el gobierno de Rusia convirtiendo una mosca en un elefante. Lo que tenían que haber hecho era bajarles los pantalones a esas chicas y darles un par de azotes. No entiendo por qué lo comentan en todos los paises, no tiene el sentido que pretenden darle. Yo no soy creyente, pero sé que a la iglesia la gente va a rezar y a escuchar música se va al teatro. Si quieres hacer una gamberrada, como estas chicas, hazlo en la calle, donde no faltes al respeto a los demás.


 

exclusividad

«He llegado a lo conclusión de que lo mejor no es trabajar con muchas orquestas diferentes, sino elegir una y centrarse en ella»

conciertos

«Un concierto debe ser un acto de conexión de las almas. Si solo te interesa la música, mejor ponte un CD»

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo