Los rojillos firmaron un gran partido
Muņiz se viste de azulgrana
El árbitro asturiano fue clave en la jugada del empate culé -se interpuso en el camino de Puñal y no pitó el fuera de juego previo de Pedro- y dejó a la escuadra navarra con diez para favorecer la remontada visitante.
OSASUNA 1
BARCELONA 2
Natxo MATXIN
«Competición, manipulación» fue el grito unánime a la conclusión del partido. Al Barcelona le hizo falta que Muñiz Fernández le echase un cable -fue notoria durante todo el partido la diferente vara de medir- para llevarse los tres puntos de un choque en el que fue Osasuna quien mereció llevárselos. Los de Mendilibar se vaciaron en el campo, le disputaron el balón al todopoderoso equipo catalán e incluso pudieron noquearlo a falta de veinte minutos. Todo ese titánico esfuerzo se fue al traste cuando al señor de negro le dio por poner más de su parte y Messi anotó dos goles. La historia se repite y la escuadra navarra, una vez más, pagó el pato.
Los rojillos, en todo caso, pusieron toda la carne en el asador desde el inicio. Presionando muy arriba la salida de balón culé, los de Mendilibar -colocó a Sisi de media punta para achuchar a Busquets- le jugaban de tú a tú al todopoderoso Barcelona. Con apenas medio minuto, Valdés ya tuvo que sacar a corner una jugada individual de Cejudo en el área blaugrana.
Era la demostración palpable de que el choque iba a ser eléctrico, disputándose cada metro y cada balón a muerte, con un ritmo frenético, pese a lo elevado del mercurio. Poco a poco, la escuadra catalana fue haciéndose con el balón. Alexis dio la réplica para que Andrés iniciase su gran tarde, Iniesta mandó arriba y Tello disparó raso al poste, en la mejor de los visitantes durante la primera parte.
Sin embargo, Osasuna no se descompuso y mantuvo su disposición sobre el campo. El premio a la valentía llegó cuando Lamah se hizo un slalom por la banda izquierda y sirvió de manera magnífica al segundo palo. Allí estaba esperando con la caña y un ágil salto Joseba Llorente para estrenarse como goleador rojillo esta temporada.
El 1-0, para nada sencillo en su ejecución, armó de moral a los anfitriones y confirmó que su trabajo no estaba siendo en balde. El Barcelona montó la ofensiva, pues no estaba dispuesto a tropezar dos veces en la misma piedra. Messi se llevó un balón en medio campo, tras el mal entendimiento de los dos pivotes rojillos, y cedió a Tello, que volvió a intentarlo raso y con intención. Andrés Fernández se interpuso de nuevo en el camino del esférico.
La armada azulgrana apretó el paso para seguir creando peligro. Iniesta, en otra clara oportunidad, mandó por encima del larguero cuando lo más fácil parecía introducir el cuero y Messi protagonizó una internada que, pese a superar en primera instancia a Andrés, luego el guardameta rojillo se recuperó para sacar su manopla y evitar el 1-1.
Pero los rojillos no solo defendían y apretaban los dientes, también inquietaban a Víctor Valdés. El cancerbero catalán también tuvo que emplearse a fondo en una colada de Damià y posterior chut de Lamah y después, ya en el suelo, Piqué sacó el envío de Joseba Llorente.
Remontada culé
El asedio azulgrana que se presuponía tras el paso por vestuarios se quedó en nada porque Osasuna controló mucho mejor el partido e incluso pudo aumentar su diferencia si Nino no hubiese marrado en el 75. Cinco minutos después, todo daría un vuelco con la inestimable ayuda de Muñiz Fernández.
El engominado trencilla se interpuso entre Puñal y el balón en una jugada en medio campo, que propició la recuperación culé y el empate de Messi, con previa situación en fuera de juego de Pedro. El reproche del uhartearra le costó la expulsión. Ya con diez, y allanado el camino con la ayuda arbitral, el Barça puso cerco a la meta rojilla, hasta que el argentino consiguió la dupla en el 80. El fútbol no premió el mayor esfuerzo local.
Muñiz Fernández justificó la expulsión de Puñal por «protestar airadamente y con los brazos en alto diciéndome textualmente: `Me cago en tu puta madre'», según redactó en su acta. A expensas de lo que decida Competición, el uhartearra tendrá uno o dos partidos de castigo.
Un total de 341 aficionados rojillos se desplazaron en autobús en la primera jornada en la que se ponía en marcha este nuevo servicio. Diez autocares de diferente tamaño partieron de otras tantas líneas de la geografía navarra, en una iniciativa que cuente cada vez con más adeptos.
No podía ser de otra forma. El técnico rojillo, José Luis Mendilibar, mostró ante los micrófonos sus quejas por la actuación arbitral. «Para ser un colegiado internacional, Muñiz se mete en bastantes berenjenales. Después de obstruir en el medio campo a un jugador, dar por bueno un gol en posición dudosa y, encima nos deja con uno menos por levantar el brazo, si no sabe controlar eso, ese árbitro no puede estar dirigiendo un partido de fútbol», criticó el preparador vizcaino.
«Como se suele decir, se ha jugado como nunca y se ha perdido como siempre con estos equipos. Creo que más no se puede hacer para ganar un partido y te quedas con algo de frustración. Pero no pasa de ahí, lo que hace falta es que el equipo juegue de esta misma manera el próximo sábado contra el Celta, arriesgando, jugando adelantados y presionando arriba. Ahora no podemos quedarnos pensando en que somos la hostia porque, además, no hemos ganado el partido», matizó.
Mendilibar también explicó el cambio realizado respecto a Riazor, en el que dio entrada a Lamah en lugar de Nino, con el objetivo «de buscar velocidad y ataques rápidos porque no le puedes quitar el balón al Barcelona. Creo que ha generado bastante peligro por su banda y el rival ha sufrido mucho por ahí».
En cuanto al técnico culé, Tito Vilanova, que también fue expulsado «por decirle al linier que una jugada había sido falta», alabó el juego rojillo, «que siempre te mete en problemas porque en este campo nunca hay un partido fácil porque te llevan a su terreno con balones largos y segundas jugadas. Lo sufrimos el año pasado y al menos este hemos conseguido la victoria», indicó el preparador azulgrana. N.M.
