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Raimundo Fitero

El comisario

 

El pasado martes, Tele 5 dedicó cerca de diez horas al caso de José Bretón. Los resultados de audiencia fueron claros: ganó de calle, se impuso a sus competidores que no variaron su parrilla. Estamos ante uno de esos casos que se retroalimentan televisivamente. Y en los programas de debate, en todos los canales con este tipo de oferta el tema principal fue el mismo: la situación en la que queda el caos después de los informes forenses eternos, pero siempre tratados desde una perspectiva que responde a una opinión ideologizada. Parece que hay una consigna y que es una suerte de mantra para el ala más extrema del PP y que consiste en repetir, sea cual sea la circunstancia, asunto o coyuntura: «endurecer las penas». Ellos dicen eso, y se quedan tan anchos. Lo malo es que seguramente lo pondrán en los códigos.

Dos asuntos a destacar: en Intereconomía, en los mensajes de sms que se colocan en la parte baja de nuestra pantalla, y que es el lugar donde se ven más a las claras las consignas, se repetía con insistencia un rumor, bulo o falsa denuncia en el sentido de asegurar que alguien había metido huesos de humanos para reabrir el caso y que eso era lo que había analizado Francisco Etxeberria. No tiene desperdicio este intento de exonerar de error a las fuerzas y cuerpos de la seguridad del Estado que se han quedado con el culo forense al aire.

Pero en un programa montado de urgencia en Tele 5, apareció el comisario encargado de la investigación. Lo hizo vestido con uniforme. Un hombre de unos cincuenta años, con un verbo elaborado, capacidad discursiva muy señalada, que narró con los detalles que le pareció oportuno aportar, la versión oficial del asunto, y que demostró un saber estar ante las cámaras que nos sorprendió. Normalmente estos profesionales solamente salen de refilón, en tomas largas o en ruedas de prensa muy urgentes, pero aquí fueron muchos minutos de estar narrando, contestando, toreando a alguno de los invitados que mostraban su colmillo retorcido, porque parece que todos saben más que nadie. Visto durante un largo tramo de su intervención, demostró tener muy asumido su discurso institucional para recomponer la imagen del cuerpo.