Maite SOROA | msoroa@gara.net
Una de «solidaridad»
El rescate pedido por Catalunya era ayer portada en casi toda la prensa hispana. No pocos aprovechaban para presentar la ayuda del Gobierno de Madrid como un acto de solidaridad de España hacia Catalunya.
«El Mundo» titulaba en primera: «Mas exige 5.000 millones a Rajoy y no le dará ni las gracias», y en su editorial daba instrucciones al presidente del Gobierno español: «Rajoy tiene que bajar los humos al insolidario Mas». Es curiosa la idea que el facherío español tiene de la solidaridad, acto que se supone voluntario. Aseguraba el diario de Pedro J. que para «camuflar políticamente lo que no es sino un fracaso de gestión, el Gobierno de Artur Mas sacó pecho advirtiendo que ni dará `las gracias a nadie', ni aceptará `condiciones políticas' a cambio de un dinero que considera que es suyo». No será servidora quien defienda la gestión del Gobierno de Artur Mas, ni la oportunidad que le brinda al Estado de intervenir sus cuentas, pero sí que no tiene que dar las gracias por un dinero que Catalunya ha aportado con creces.
«La Razón», bajo el título «Rescate patriótico», aplaudía en su editorial la decisión de Mas de «acogerse a Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), un mecanismo de solidaridad de todos los españoles a disposición de las comunidades. Por el contrario, se equivoca su portavoz, Francesc Homs, al plantear la petición como el pago de una deuda a Cataluña. En circunstancias tan precarias y tan poco honrosas para el nacionalismo, harían bien los gobernantes de CiU en mostrarse más respetuosos, no ya con el Gobierno de Rajoy, sino y sobre todo con el resto de los españoles». ¿Qué entenderán por respeto?.
También «Abc» se mostraba conforme con el rescate, y dejaba bien claro que «cualquier política de respaldo económico deberá ir acompañada de una reforma sustancial de la organización competencial de las Administraciones Públicas», y sobre el anuncio del Gobierno catalán de que no aceptará condiciones políticas, decía: «Plantear esta ayuda del Estado a una comunidad autónoma como si en el caso catalán se tratase de un pago por una deuda pendiente demuestra hasta qué punto des necesario que, en efecto, la concesión de esa ayuda tenga condiciones políticas. El dinero que pide el Gobierno catalán es el que todos los españoles, catalanes incluidos, aportan a la caja común de la solidaridad nacional». Ya, ahora resulta que las catalanas y catalanes tienen mucho morro, ¿no?