Xabier Jaso Esain Amigo de Arantzadi Auzolanean
Arantzadi se planta y despierta
Eta zazpi lerrotako beste despieze bat eta zazpi lerrotako despieze bat eta zazpi lerrotako despieze bat eta zazpi
El 25 de agosto se cumplieron 20 años del desalojo y derribo de Lore Etxea, la casa situada junto al puente de San Pedro y que hasta el siglo XX fue conocida con el nombre de Zubipunta. Las excavadoras que caracterizaron el mandato de Alfredo Jaime terminaron con una experiencia de 16 meses de autogestión, actividad y convivencia, pero entre las arremetidas de las máquinas debieron de colarse semillas: dieron por muerta a aquella casa, aunque muchas personas siguieron oyéndola respirar.
El grupo Balerdi Balerdi incluyó el bellísimo tema «Lore Etxea» en su primer disco, editado un año antes. «Lore Etxean biziko gara/ hesi guztiak gainditu ondoren/ sasiz beteriko lur antzuetan/ baratz berria landuko dugu». «Viviremos en Lore Etxea/ tras superar todas las barreras/ en las tierras yermas y llenas de maleza/ plantaremos un nuevo huerto». Esa letra vuelve a irradiar su sentido durante estos días, pero más allá de la metáfora alusiva al contexto social de entonces, lo cierto es que las tierras de ese lugar y de todo el meandro de Arantzadi no son yermas, sino de gran calidad y muy fértiles.
Dos décadas después, un grupo de personas lo está demostrando de nuevo en el marco de la iniciativa Arantzadi Auzolanean, en la antigua huerta de Aldaya. Allí hay tomate, vaya que si lo hay. Cebollas, calabacines, lechugas, judías, pimientos y otros duendes asoman de la tierra y les acompañan en este verano de azada y sudor. Arantzadi no es sólo memoria: se planta aquí y ahora y se planta ante la sinrazón. Este proyecto nacido y trabajado en auzolan desde junio está ya proporcionando alimentos al comedor solidario Paris 365 dos veces por semana.
No se trata de una ocurrencia: hablamos de seguridad y de soberanía alimentaria. La escasez de alimentos no es una quimera. Ni mucho menos la pobreza. Los contenedores siguen tragando, pero regurgitan para quien los busca. El espejismo de la estabilidad se difumina y erra quien da por supuesta la existencia, la comida y la vivienda: los especuladores aspiran a seguir traficando con la vida y sus escoltas -los presuntos mandatarios- despejan su camino. Y como hicieron en 1992, de nuevo con agostidad y alevosía estos últimos envían sus máquinas y huestes armadas a esta zona de Iruñea. Su misión: intensificar los trabajos que -si no lo impedimos- despilfarrarán nuestro dinero para convertir el suelo único de Arantzadi en un baldío escaparate de césped e inconsciencia.
Lore Etxea no fue sepultada y sin embargo está en la tierra. Amets zaharrak baratze berrian zeruraino: en el nuevo huerto crecerán hasta el cielo los viejos sueños. Ahora hay que alimentarlos, para que lluevan sobre toda Iruñerria. Tenemos la llave y ante nosotras la cerradura. ¿No es hora de abrir y crear? Pues manos a la obra: comunitarias y personales, que broten huertas a raudales. En el meandro, en la Magdalena, en los barrios, pueblos, terrazas y balcones (sin olvidar mentes y corazones). Arantzadi Auzolanean y Arantzadi Bizirik os llaman a superar todas las barreras y a visitar el meandro y las huertas, donde en la tarde y noche lunera del 31 de agosto y el 1 de septiembre podréis disfrutar de sonrisas, música, tomates, semillas y quién sabe qué otras maravillas.
Esta huerta ni es juego ni está muerta. Sal de la niebla y despierta: Arantzadi es riego... y tal vez puerta.