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Crónica | Conferencia en la iglesia de Ezpeleta

La hora del sermón de Camdessus, Lamassoure y el cardenal Etchegaray

La iglesia de Ezpeleta fue escenario de un encuentro poco habitual en esos lugares. Allí se dieron cita el cardenal Etchegaray, el exdirector del FMI Michel Camdessus y el eurodiputado Alain Lamassoure (UMP). Los tres oradores expusieron su visión sobre el bien común. Noción que, en su opinión, es base del cristianismo y que ha desaparecido de la esfera política.

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Ainize BUTRON

¿Es un sinsentido decir que la Iglesia católica esta al servicio del bien común? La pregunta hubiese podido obtener una respuesta clara en la conferencia que tuvo lugar el martes pasado en la iglesia de Ezpeleta. Pero no fue así. La conferencia sobre «Los cristianos al servicio del bien común» reunió como oradores a Alain Lamassoure, dirigente político bearnés y eurodiputado de la UMP; al que fuera director general del Fondo Monetario Internacional (FMI) entre 1987 y 2000, el baionarra Michel Camdessus; al cardenal Roger Etchegaray, que se hallaba en su localidad natal; y al jesuita Pierre de Charentenay, director de la revista «Étvdes».

No olvidó ensalzar la doctrina cristiana diciendo que «es a partir de los principios cristianos como se creará un mundo mejor». Y, claro está, esta última frase fue acogida con orgullo y aplausos por los presentes.

Parejas más europeas

Lamassoure mostró cierta molestia por hablar en una iglesia. Como político laico, se limitó a hablar de la construcción europea. Dejó el mejor momento de su intervención para el final, cuando dijo, con convicción, que el auténtico criterio para saber si la construcción europea tiene éxito no es ni económico, ni político, sino que son... las bodas. «Lograremos nuestro proyecto cuando nuestros hijos se casen entre europeos (entendiendo que no sean franceses con franceses, ingleses con ingleses...)». Hasta se atrevió a fijar un objetivo cuantificable: pasar de un millón de bodas al año a diez millones, y así «Europa estará salvada».

Como era de esperar, fue el cardenal Etchegaray quien levanto los ánimos de la parroquia. Entre aplausos y sonrisas como muestra de devoción, insistió en que «el bien común es uno de los pilares de la condición humana que la Iglesia consolida sin cesar». «Sin embargo, es difícil vivir de manera armoniosa en un eterno cruce entre el interés general y el particular», advirtió. Centró su discurso en la enumeración de los conflictos del mundo, como los de «los sin tierra», el palestino-israelí o los Balcanes. «Las exigencias del bien común son las más difíciles de lograr», señaló.

Pero ni los cristianos llegaron a ponerse al servicio del bien común durante la conferencia del martes, porque a los jóvenes que ocupan la escuela de Donaixti desde hace semanas, defendiendo localmente su proyecto cultural, no se les permitió intervenir. Eso sí, mientras firmaba autógrafos a cientos de devotos agolpados ante él, el cardenal dijo que les animaba para que sigan su proyecto y que rezaría por ellos.

Por su parte, el padre Pierre de Charentenay comentó que el concepto de bien común definía en la Edad Media «una manera de vivir juntos» en una sociedad marcada por la Iglesia y, por tanto, para salir de la actual sociedad en la que prima el individuo es muy importante tener en cuenta esa «tradición secular» de los cristianos.

 

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