Sin ser el Mallorca un rival que trasmita nada especial ni deportiva ni socialmente por estos lares, ni ser Son Moix un estadio con demasiada tradición -fue construido en 1999 para la Universiada en sustitución del viejo Luis Sitjar- el estadio de Palma sí que es un recinto que genera bastantes recuerdos, no todos buenos, en el entorno realista.

Por mucho que el balear no sea un estadio que apriete excesivamente al rival, al margen de ese 6-1 copero de la pasada temporada que aún escuece, y mucho, en Gipuzkoa, Son Moix es uno de esos campos que los realistas tienen atravesados. Así, en los once partidos ligueros disputados en el nuevo recinto de Palma de Mallorca, la Real solo ha conseguido dos victorias, las conseguidas en 2002 -0-2, Kovacevic(2)- y 2003 -1-3 De Pedro, Karpin y Kovacevic- y ha perdido cuatro de sus últimos cinco partidos en Liga, con un empate a cero en la 2006/07 como mejor resultado.

En estos resultados del último quinquenio ha tenido gran protagonismo el Chory Castro, un jugador que, si los problemas que arrastra estos últimos días no se lo impiden -ayer entrenó junto al readaptador y hoy puede ser el día clave para saber si podrá estar- el sábado jugará de blanquiazul en vez de hacerlo como bermellón. «Si toca jugar será extraño, porque fueron cinco años los que vestí la camiseta del Mallorca en ese campo y me tocaría jugar en el otro bando. Pero en cuanto empieza a rodar el balón, te olvidas de los amigos y de todo y ahora me toca defender los colores de la Real y conseguir puntos, que no será fácil», señaló el uruguayo en rueda de prensa ayer en Zubieta.

«Espero un buen recibimiento de la gente de de Mallorca, estuve muy contento con la afición y el grupo humano que rodea al club. Dejé buenos amigos, pero lo son fuera del campo», explicó Castro, que reconoció que esta semana ha hablado con varios de sus excompañeros que, en broma, le han recomendado que mejor se quede en Donostia recuperándose del golpe que lo hace ser duda. El uruguayo conoce de primera mano al rival de la Real, un equipo del que destaca por su físico y su fortaleza como local.

Debut de Bravo

El otro sudamericano del plantel realista, el chileno Claudio Bravo, también guarda gratos recuerdos del estadio balear, ya que el 22 de octubre de 2006, justo en el último partido en el que la Real puntuó en Mallorca (0-0), jugó su primer partido como txuriurdin. Tras haber sumado un solo punto en las seis primeras jornadas, Joxe Mari Bakero le dio la titularidad en detrimento de un Asier Riesgo que estaba siendo muy cuestionado y desde entonces Bravo ha sido indiscutible bajo los palos. «Se me hace lejos pero siempre es especial, fue mi debut con la Real en un partido oficial y guardo un lindo recuerdo», recordó ayer el chileno.

No obstante, a partir de ese partido de 2006, «en Liga siempre hemos perdido y hemos vuelto con la sensación de haber podido ganar. Ahora queremos ganar y recobrar la confianza».