Desde ayer, el Athletic tiene en sus arcas 40 millones de euros, lo que supone 3/4 de su actual presupuesto, casi nada. 40 millones por Javi Martínez, que costó 6, no es un negocio, es un chollo, es un robo, es una estafa. Cualquier club estaría ahora mismo frotándose las manos, levantando teléfonos para ver quién descuelga al otro lado y cuánto pide por tal o cuál jugador. Pero en las circunstancias que han rodeado a esta rescisión de contrato de Javi Martínez, esa millonada parece más un marrón que una bendición. Primero, porque el Athletic se las iba a arreglar bien sin esos 40 `kilos' e indudablemente mejor con Javi Martínez en sus filas; segundo, porque ahora la lista de fichables irá de Donostia a Sevilla, para tembleque de realistas y béticos, y risas de sus respectivas directivas si se llevan a alguna de sus perlas por 20 ó 30 millones del ala; tercero, porque, al hilo de lo anterior, el club debe decidir si ficha o no, con la consiguiente disparidad de opiniones que ello tendrá en la afición; cuarto, porque muchos se preguntarán si el Athletic debería ahora aceptar las hasta ahora denunciables peticiones de aumento de ficha de Llorente o Amorebieta para que renueven de una vez o mantenerse fiel a su política de renovaciones; quinto, porque más de uno propondrá que dedique buena parte de esos millones a sufragar los gastos del nuevo estadio, mientras que muchos más opinarán seguramente con razón que ya que tiene dinero fresco, lo pague él y Diputación y Ayuntamiento aporten menos, que ese dinero es de todos; es más, hay hasta quien sugiere ya ahorrarse los dos millones que paga Petronor por `manchar' la camiseta... Lo dicho, si algunos pensaban que después del cierre del mercado de fichajes, el día 31, las aguas iban a calmarse, pues bueno, que se lo pregunten a Urrutia, y eso sin contar qué pasará con Llorente o Amorebieta. Marrón.