El poder cada vez más amplio de la ultraderecha se evidencia en Tampa
La ultraderecha demuestra haber acaparado un poder cada vez más amplio y visible en el Partido Republicano, con varias de sus estrellas desempeñando papeles estelares en la Convención Nacional de Tampa, incluido su candidato a la Vicepresidencia, Paul Ryan, y estampando su visión en la plataforma electoral. Los principales discursos se refirieron a Barack Obama como un «fracaso» y un «peligro» para EEUU.
David BROOKS («LA JORNADA») | TAMPA
Veteranos y militantes moderados del Partido Republicano alertan sobre la ocupación de cada vez más espacios por extremistas de derecha, un sector que está demostrando en la Convención Nacional de Tampa (Florida) tener cada vez más poder, algo que se evidencia también en la plataforma electoral del partido, cada vez más conservadora.
El elenco de estrellas de las corrientes ultraconservadoras que están desfilando por el escenario de la Convención incluyen al candidato a la Vicepresidencia, Paul Ryan, cuyas recetas económicas para desmantelar gran parte de lo que queda del Estado de Bienestar, como reducir el gasto social, incrementar el de defensa, así como reducir los impuestos a los más ricos, se complementa con su férrea oposición al aborto en toda circunstancia y otras posturas sociales formadas por su catolicismo fundamentalista. Como representante federal, se ha opuesto a la igualdad en el trabajo para las mujeres y apoya una enmienda constitucional para prohibir el matrimonio gay. Es, también, uno de los adalides contra cualquier control sobre armas de fuego.
Todo esto lo convirtió en un héroe de las fuerzas más conservadoras del partido y, precisamente por ello, fue seleccionado por Mitt Romney como compañero de fórmula, ya que el candidato presidencial no lograba convencer a estas corrientes de que merecía su confianza.
Sobre el «extremismo» de Ryan, «The New York Times» advirtió en un editorial de que «los asistentes en la Convención Nacional Republicana esta semana apoyarán fielmente la nominación de Romney, pero su corazón estará más cercano al hombre joven con ideas más radicales que está a su lado».
Pero no está solo, otras estrellas ascendentes de estas corrientes tienen una presencia privilegiada en esta Convención, entre ellos el senador Marco Rubio; el gobernador de Wisconsin, Scott Walker, figura casi heroica en esta cita por haber derrotado a los sindicatos públicos en su estado este año, y Ted Cruz, candidato al Senado por Texas, entre otros. Ellos son quienes articulan un discurso cada vez más derechista y fundamentalista.
Muchas de sus posturas han quedado plasmadas en la plataforma aprobada por el partido, lo que evidencia el creciente poder de la ultraderecha. Desde asuntos fiscales y «temas sociales» (prohibición del aborto, definición estricta del matrimonio como unión entre un hombre y una mujer...) hasta una sección dedicada a política migratoria redactada por los arquitectos de las leyes más antiimigrantes de Arizona y Alabama, esta plataforma marca un giro más conservador que nunca.
Figuras de dentro y de fuera del partido alertan de que todo esto evidencia la «captura del partido por extremistas». Los demócratas enfatizan este mensaje, advirtiendo de que esas políticas económicas y sociales pro- movidas por los republicanos representan una amenaza a la «clase media» y son un «ataque contra mujeres y inmigrantes».
Este fenómeno causa cada vez mayor preocupación entre los veteranos del Partido Republicano, gran parte de la cúpula tradicional, y muchos militantes moderados. En los últimos meses, veteranos moderados del partido, como los exsenadores Richard Lugar y Lincoln Chafee, han denunciado que su partido ha sido secuestrado por estas fuerzas. Otros han alertado de que algunas de estas posturas enajenan al electorado general nacional.
Señalan que una mayoría de estadounidenses no comulga con la prohibición del aborto, que el 77% cree que los temas de control de natalidad no deberían formar parte del debate político nacional, según una encuesta de «Bloomberg News».
Algunos en la cúpula del partido, incluidos estrategas de Romney, saben que hay una intensa pugna interna entre extremistas y líderes más pragmáticos. Aunque las bases derechistas, como la constituida por el Tea Party, han logrado capturar cada vez más poder en el partido, y encabezaron la reconquista de la mayoría de la Cámara de Representantes hace dos años, no gozan de gran apoyo en la opinión pública. Tanto es así que a muchos de los novatos que llegaron al Congreso desde este sector no se les ha dado un papel destacado y amplio en esta Convención, ya que forman parte de una de las legislaturas con uno de los índices más bajos de aprobación en décadas.
La senadora Susan Collins comentó a «The Daily Beast/Newsweek» que «parece que hemos retrocedido décadas en debates que la mayoría de la gente común pensaba que ya estaban resueltos», y advirtió de que la plataforma del partido está diseñada para desequilibrar a muchas mujeres moderadas. «No lo entiendo».
La senadora Olympia Snowe afirmó que la campaña de Romney se centra en la economía, pero que otros temas están desviando este enfoque. «Los temas sociales son el talón de Aquiles de nuestro partido...».
El exgobernador republicano de Florida Charlie Crist escribió el domingo en el periódico local «Tampa Bay Times» un artículo que sorprendió no solo a sus ahora excamaradas al declarar su apoyo al actual presidente, Barack Obama, para presidente y al criticar a los republicanos. «Elementos del partido se han ido tanto a la extrema derecha en temas importantes para mujeres, inmigrantes, gente de tercera edad y estudiantes, que se han comprobado incapaces de gobernar al pueblo».
Un «peligro» para el país
Mientras, la Convención Nacional Republicana arrancó el martes cumpliendo su tarea inicial de votar formalmente a favor de la nominación de Mitt Romney y Paul Ryan como candidatos a presidente y vicepresidente de EEUU, y mantuvo su objetivo de, por un lado, presentarlos como los salvadores del país, y por otro, tachar a Obama de ser un «fracaso» y, algo peor, un «peligro» para el país.
Pero también tuvo que esquivar dos tormentas. La primera, la que le está arrebatando protagonismo, la llegada de Isaac, ya como huracán a la zona de Nueva Orleans un día antes del séptimo aniversario de Katrina (que se cumplía ayer) con el recuerdo incómodo de la mala gestión del desastre por parte del último presidente republicano, George W. Bush, ausente en Tampa. Por otro, se vio obligado a manejar muestras de división interna, sobre todo respecto al excandidato presidencial Ron Paul y a sus simpatizantes, que protestan porque no se le permitirá hablar desde el escenario.
El mar abrumadoramente blanco de delegados en la arena donde se celebra este evento, bailó rock light en los intermedios, entre oradores que cumplían con sus tareas de catapultar a Romney mientras ataca- ban a Obama, algo que se repetirá durante toda la convención, que finalizará hoy con el esperado discurso de Mitt Romney.
Barack Obama no sabe cómo hacer que la empresa privada genere prosperidad, fue el lema, repetido por unos y otros a lo largo del día, seguido de grandes elogios a Romney y coros de «¡Mitt, Mitt, Mitt!».
Pero tal vez la tarea más difícil sea la de transformar a un maniquí en un ser humano. Tanto dentro como fuera de la campaña de Romney se admite que una de sus mayores debilidades es su imagen de hombre distante, hierático, arrogante y con poca capacidad de mostrar sentimientos.
El intento por convertirlo en un hombre cálido y compasivo, mostrarlo como amoroso esposo y padre de cinco hijos, e incluso hasta hacerlo parecer simpático, fue liderado esa primera noche en la Convención por su esposa, Ann Romney. De hecho, ella y varios de sus hijos ya han participado en la campaña.
Ella reveló que había sufrido un aborto prematuro, y ya había hablado de que padece esclerosis múltiple, para ofrecer una imagen de que su familia enfrenta crisis como cualquier otra. Sobre todo, su objetivo es dar una imagen «humanizada» de Mitt Romney, y anular la percepción de hombre rico y privilegiado.
Las delegaciones estatales anunciaron, una por una, los votos de sus 4 mil 400 integrantes, con lo cual Romney, después de un ciclo difícil de elec- ciones primarias que mostraron amplia desconfianza al aspirante de parte de bases cristianas y conservadoras del partido, obtuvo el apoyo necesario para obtener la candidatura, que se formalizará hoy cuando se pre- sente ante esta Convención.
El gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, clausuró la primera jornada de discursos de la Convención Republicana (madrugada de ayer en Euskal Herria) con un llamamiento a los estadounidenses, recibido con ovaciones, a trabajar por un «segundo siglo americano». Christie cumplió con su tarea de criticar al Gobierno de Obama. Su mensaje central fue el de «una Presidencia fracasada».
Christie, a quien se le pronostica un gran futuro político, tuvo la difícil tarea de cerrar la jornada tras el discurso de Ann Romney, la esposa del recién designado candidato.
Mitt Romney, enfatizó Christie, «nos dirá las auténticas verdades que necesitamos escuchar», para equilibrar el presupuesto o para «poner fin al desastre que supone colocar el mayor sistema de salud del mundo en manos de los burócratas federales y a esos burócratas entre un ciudadano estadounidense y su médico».
Argumentó que la nueva era de predominio americano se apoyará «en un Ejército fuerte» y en la «seguridad de nuestros valores», porque «el trabajo ético del pueblo americano no tiene igual» y nuestra Constitución tiene que seguir siendo «un modelo para todos los que luchan por la libertad».
«No somos víctimas del destino, somos los dueños de nosotros mismos», arengó Christie. Con un discurso patriótico, indicó que ya es «suficiente» y que hay que hacer lo necesario para que EEUU vuelva a ser grande.
«La gente ha perdido la paciencia, quiere políticos que crean en poder hacer algo, no en ser alguien», dijo. GARA
El candidato a la Vicepresidencia de EEUU, el ultraconservador Paul Ryan, orador principal ayer en la Convención de Tampa, salió a escena para dinamizar la apuesta republicana a diez semanas de la elección presidencial tratando de atraer a los sectores jóvenes y derechistas.
Marco Rubio, senador por Florida, es el hispano que más alto ha llegado dentro de la actual cúpula del Partido Republicano y será uno de los protagonistas en la Convención Republicana, pese a la radicalización creciente que exhibe su formación en materia de política migratoria.
La tasa de crecimiento de la economía (PIB) estadounidense en el segundo trimestre del año registró una nueva subida ayer, dos días antes del esperado discurso del presidente del Banco Central de los Estados Unidos (Fed), Ben Bernanke.
Después de que el lunes obligara a cancelar la primera jornada de la Convención Republicana que se celebra en Tampa (Florida), la tormenta tropical Isaac, que golpeó Louisiana como huracán de categoría, volvió a perder intensidad y recuperó su categoría de tormenta tropical mientras azota Lousiana antes de emprender -en la madrugada del viernes- camino hacia el sur de Arkansas. Pero antes, aunque desde lejos, había seguido generando problemas a los republicanos.
El martes por la noche (madrugada en Euskal Herria) no se descartaba tener que suspender los dicursos de Ann Romney y Chris Christie para evitar dar una imagen de fiesta junto a la de un potencial desastre si el huracán golpeaba con fuerza Nueva Orleans, capital de Louisiana devastada hace exactamente siete años por el huracán Katrina, que dejó 1.800 muertos. Finalmente, el impacto sobre la ciudad no ocasionó graves destrozos y la Convención se desarrolló según lo previsto.
Sin embargo, las calles de Nueva Orleans, incluido el antiguo barrio francés donde nació el jazz, estuvieron casi desiertas. Bajo una lluvia torrencial y ráfagas de intenso viento que anunciaba la proximidad del huracán Isaac, la gente protegía las ventanas de sus viviendas y se recluía en sus casas.
Uno de los peores problemas que afectó a Nueva Orleans al paso del Katrina fue que los diques que contienen el lago Pontchartrain y del Delta del Mississippi se derrumbaron y las aguas inundaron el 80% de la capital, causando graves daños en 180.000 viviendas.
En estos siete años, el Gobierno federal ha invertido 14.500 millones de dólares en proteger la ciudad, principalmente para reforzar los diques y mejorar los sistemas de evacuación de agua. Algo que parece haber dado resultado porque los diques resistieron sin problemas el envite de Isaac, aunque se registraron inundaciones y persistía el riesgo de que se produjeran más en toda la zona.
Algunas figuras republicanas estaban irritadas con Isaac. John Sununu, ex gobernador y figura prominente de la campaña de Mitt Romney acusó a los medios de estar «obsesionados con la madre naturaleza». GARA