Tim Burton no está teniendo mucho acierto últimamente a la hora de elegir a sus colaboradores directos y así le salió la adaptación de la serie televisiva «Sombras tenebrosas», por confiar en Seth Grahame-Smith como guionista. Ahora produce el guión basado en una de sus novelas, con las que ha inaugurado un nuevo cruce de géneros, consistente en mezclar mitos de la literatura clásica o personajes históricos con monstruos del terror como vampiros, zombis o lo que se tercie.

Tan supina idiotez parece que funciona comercialmente, incluso hay un sector de la crítica que, por aquello de no vaya a ser que me quede anticuado, lo trata de forma benevolente. Es un campo abonado para realizadores efectistas como el temible Timur Bekmambetov, a sabiendas de cuanto le gustan al kazajo las superproducciones de Hollywood con argumento de serie B.