Entre los orgullosos adalides de medidas antiinmigrantes aplaudidos como «héroes» en Tampa destacaron la gobernadora de Arizona, Jan Brewer; el arquitecto de las leyes antiimigración más extremas -en Arizona y Alabama-, Kris Kobach, que ayudó a elaborar el apartado sobre esta materia de la plataforma electoral del partido, y sobre todo el sheriff del condado de Maricopa, Joe Arpaio. Ante periodistas extranjeros, Arpaio se dijo igualitario al insistiE en que los inmigrantes «ilegales» deben pagar las mismas consecuencias que otros que violan las leyes y volvió a ligar la inmigración irregular al tráfico de drogas: «Cada uno de los narcotraficantes que hemos arrestado es inmigrante ilegal».

La plataforma adoptada en Tampa por el Partido Republicano recoge que la inmigración irregular mina los logros de los inmigrantes «legales» y de los trabajadores estadounidenses y supone «un grave riesgo a la seguridad y soberanía de EEUU», y considera «inaceptable» cualquier amnistía. Propone el uso obligatorio de un sistema de verificación de la condición migratoria de quien solicite empleo o un servicio o asistencia federal y critica los esfuerzos del Gobierno de Barack Obama contra las leyes estatales de control migratorio al tiempo que promueve el concepto adoptado por Mitt Romney de «autodeportación», es decir, crear las condiciones para «alentar» a los inmigrantes en situación irregular a regresar a sus países.

Pero parte de la cúpula del partido y algunos estrategas están preocupados porque la plataforma indigna a los latinos, cada vez más importantes en el cálculo electoral. Aunque mayoritariamente siempre votan demócrata, algunos republicanos llevan años buscando su apoyo, que en algunos estados podría ser podría ser clave en esta ocasión.

Mientras la Convención de Tampa es abrumadoramente blanca, y la plataforma adoptada es tal vez la más antiimigrante, el número de rostros latinos en la lista de oradores es notable. Pero solo eso no resolverá el problema.

«Estoy preocupado por el voto latino a largo plazo. El Partido Republicano no puede hacer con una parte dinámica y creciente del electorado lo que hizo con los afroestadounidenses», advirtió Karl Rove, uno de los principales estrategas electorales del partido.

También Jeb Bush, exgobernador de Florida y hermano del expresidente, dijo recientemente que «tenemos que superar dónde estamos... No puedes pedir a la gente que se sume a tu causa y después enviar una señal de que en verdad no es bienvenida».

Por ahora, la campaña de Romney parece haber decidido no invertir mucho en intentar atraer el voto latino. Romney dijo que su objetivo era alcanzar un apoyo de 38% del voto latino, frente al 25% que le dan las encuestas.

Al parecer, los republicanos apuestan menos por ganar voto latino y más por reducir su participación en las elecciones. Grupos de derechos civiles, activistas comunitarios y el Gobierno federal han denunciado medidas diseñadas en algunos estados, con el pretexto de evitar el fraude, para obstaculizar y suprimir el voto de sectores prodemócratas.

Al parecer, el miedo a un país cada vez más diverso y de colores asusta a muchos asistentes a la Convención Nacional Republicana que dicen estar presentes para «rescatar» a (ese) EEUU.

«Giro» a la política económica

El ataque frontal contra Barack Obama en materia de política económica y de seguridad nacional quedó en manos de algunas de las estrellas más reconocidas del Partido Republicano el miércoles por la noche (madrugada en Euskal Herria), en una jornada que culminó con la nominación de Paul Ryan como candidato a la Vicepresidencia y responsable de la propuesta económica republicana de austeridad para todos excepto militares y ricos.

Ryan, escogido por Mitt Romney como compañero de cartel para apaciguar a las bases ultraconservadoras, aseguró que están dispuestos a solucionar «los problemas económicos» del país a través de un «giro» radical a la política económica de Obama que permita generar empleo y reducir el gasto público y la deuda.

Tras criticar la política económica de Obama, sumándose al coro de la Convención de que ha encabezado «un modelo fracasado de gran Gobierno», y señalar la anémica recuperación y falta de generación de empleo, Ryan dijo tener un plan para fortalecer a la clase media, con el objetivo de crear 12 millones de nuevos empleos en cuatro años. Además, criticó los recortes al programa de asistencia Medicare y reiteró su promesas de revocar la reforma sanitaria del presidente.

Ryan se atrevió a asegurar que «nosotros ofreceremos liderazgo, no gastaremos cuatro años culpando a otros. Asumiremos responsabilidad. No sustituiremos nuestros principios fundacionales, los reaplicaremos».

Todo este lenguaje es un código para revertir casi todo, como el sistema de bienestar social, programas sociales, medidas ambientales, y todo lo que no esté mencionado en la Constitución. Es «liberar» a los empresarios de «intervención» gubernamental de cualquier tipo, algo que se interpreta como un atentado contra la «libertad», en cuyo nombre los oradores republicanos volvieron a defender el «sagrado derecho» de su país a intervenir en cualquier parte del planeta.

La exsecretaria de Estado Condoleezza Rice y el senador y excandidato John McCain criticaron la política exterior de Obama por su falta de liderazgo en el mundo, por no apoyar a la oposición en Irán y por no intervenir más decisivamente en Siria. McCain sostuvo que «América es aún la mejor esperanza de la humanidad».

Rice ha sido la única integrante de la Administración Bush en participar en la Convención. Bush padre y Bush hijo pidieron el voto para Romney en un vídeo.

«Estoy seguro de que tienen un montón de cosas bonitas que decir sobre mí», bromeó Obama.