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ENTREVISTA | Colette Capdevielle, diputada de PS por la circunscripción de Baiona

«Pese a la cultura histórica de París, la descentralización no tiene marcha atrás»

Nacida en 1958 en Orthez y de profesión abogada, Colette Capdevielle fue elegida en las últimas legislativas diputada del Partido Socialista por la circunscripción de Baiona y Angelu. Es miembro de la Comisión de Leyes y por tanto una figura muy autorizada para hablar del debate institucional en Ipar Euskal Herria. También ha estado muy activa en el caso de Iosu Uribetxebarria.

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Ainize BUTRON | BAIONA

El debate institucional se va a intensificar las próximas semanas en Ipar Euskal Herria. Tanto el Consejo de Desarrollo como el Consejo de Electos han llevado a cabo un estudio sobre las diferentes opciones. Este proceso llega a su término con una asamblea el jueves, de la que saldrá una propuesta.

Por su parte, el Gobierno francés del PS dará comienzo a un proceso de descentralización con los «estados generales» (reunión de representantes políticos y agentes socioeconómicos) locales en Angelu, el 13 de setiembre, y los estatales en París, los días 4 y 5 de octubre. En este debate, calificado ya por muchos como «histórico» en lo que respecta a la reivindicación de la institución, los electos del Partido Socialista han decidido mover ficha.

El calendario sobre el debate territorial va estar muy cargado en las próximas semanas. ¿Cuál será la posición del Partido Socialista aquí?

Estamos llevando a cabo una reflexión para presentar una propuesta común. Llegaremos a un consenso que llevaremos a los «estados generales» y también a la importante reunión del Consejo de Electos del jueves.

El Gobierno lanza su proceso de descentralización. ¿Donde se sitúa el debate a nivel estatal?

Siempre ha sido la izquierda quien ha llevado a cabo los grandes avances en materia de descentralización. Los diez últimos años han estado marcados por una recentralización. Hoy en día, el debate estriba en cómo hacer funcionar mejor la democracia local teniendo en cuenta, por un lado, que estamos en una situación económica difícil, y por otro, que tenemos un Ejecutivo abierto a toda forma de experimentación. Habrá una reflexión entre desconcentración y descentralización. Es decir, desconcentrar servicios o descentralizar dando poderes con todos los medios que se necesita para ello. Pero veremos lo que dan de sí los «estados generales»...

¿Cuál es su posición personal concreta?

Yo estoy a favor de una verdadera descentralización. Hasta dónde y cómo, eso es lo que queda por definir, teniendo en cuenta que estamos verdaderamente en un momento crucial de la historia de Ipar Euskal Herria. Estamos seguros de algo: el jacobinismo con un centro de decisión en París no produce la igualdad territorial. Lo que esta en juego es saber descentralizar favoreciendo la igualdad entre los territorios. Es decir, cómo simplificar y racionalizar para estar lo más cerca posible de los habitantes y manteniendo la igualdad.

Estoy convencida de que se gestiona mejor cuando hay una descentralización total, tanto financiera como en términos de competencias. Esta descentralización no tiene marcha atrás, aunque sigue habiendo en Francia una cultura centralizadora fuerte ligada a su historia.

Hace dos semanas hubo un debate en Biarritz y tanto la senadora Espagnac como usted misma hablaron de la posibilidad de lanzar una experimentación para Ipar Euskal Herria.

Sí, iremos hacía eso. Estamos seguros que tendremos que, todos juntos, promover un proyecto de experimentación.

¿Qué quieren decir exactamente con experimentación?

Estoy, claro está, abierta a todo tipo de propuesta. Con esa experimentación, la idea es reforzar la gestión única que tenemos en Iparralde. La estructura «Pays» no va a existir. Contamos con la originalidad de la gestión actual -es decir, hacer trabajar juntos a los electos y los actores socioeconómicos y culturales del territorio-. Es una especificidad que hasta ahora ha funcionado muy bien, con un 80% de tasa de realización de proyectos. Por otro lado, la división del departamento actual no respondería a la demanda del territorio. Se quiere ir más lejos. Es una problemática de reconocimiento territorial y de modalidades de organización que habrá que buscar. La pregunta es, ¿cómo, en el marco jurídico y administrativo actual, experimentar y proponer algo que va más lejos que del «Pays»?

Cuando se escucha hablar de esta experimentación, sin embargo, suena a algo muy similar a lo que existe ya ahora. Al final, parece que no se trata por tanto de crear una institución. ¿Es cierta esta impresión?

No. Cuando se habla de experimentación, todo es posible. Estoy muy interesada con lo que se hace en Ultramar. Los electos de este país tienen que hablar con una sola voz para que el Estado entienda que hay una voluntad política común de experimentar un modelo pegado al territorio. Hemos demostrado que cuestiones de lengua y cultura pueden ser gestionadas por el territorio.

Pero, ¿el hecho de que no se proponga una institución real no puede crear frustración, sobre todo en un territorio donde la demanda de reconocimiento institucional es tan fuerte?

No podemos suprimir en Iparralde las instituciones del departamento y de la región. Ese problema está ahí. La cuestión es cómo encontrar una forma jurídica que permita una representación y una existencia territorial que reconozcan y que a la vez permitan desarrollar políticas originales y locales. Lo importante para mí es avanzar en el reconocimiento territorial y en el reconocimiento, por parte del Estado, de formas de organización territoriales que funcionan.

Dice que si Ipar Euskal Herria no habla con una sola voz para reivindicar la creación de esa experimentación, no se hará. ¿Cuál es exactamente la visión de París sobre este tema?

Es una evidencia que si no pedimos todos la misma cosa, no habrá nada. La visión de París es muy sencilla: es a nosotros a quienes corresponde construir nuestro proyecto de futuro. Eso es muy nuevo. He sentido en las palabras de la ministra responsable proyecto de descentralización, Marylise Lebranchu, que la pagina la escribimos nosotros. Pero está claro que si llegamos con visiones discordantes, nos van a decir «poneos de acuerdo». Por lo demás, en París no he sentido ningún obstáculo ni barrera.

¿Cree que se han cometido muchos errores hasta ahora en Ipar Euskal Herria?

Si en 1981 los electos de derecha hubiesen sido más vanguardistas y se hubieran mirado menos al ombligo, pienso que hubiésemos avanzado más. Cada territorio tiene su historia. Hemos sido tantos años vistos, sin razón, como un país peligroso, con terrorismo, que hemos tenido que demostrar una capacidad para organizarnos territorialmente. Avanzamos más lentamente que otros territorios. La historia no es la misma.

Insistiendo en la cuestión, ¿cómo se va a concretar esa experimentación de que habla?

La idea es saber cómo hacer emerger competencias que puedan hacer trabajar juntas a la región, al departamento y a las mancomunidades. Hoy día existen esos tres niveles de competencias. ¿Qué es capaz de delegar cada uno y cómo tejer todo?

¿Los «estados generales» servirán para crear una ley de descentralización?

Sí. Vamos hacia una ley que será una nueva etapa de la descentralización. Y en ese texto habrá, aunque no sé todavía lo que va a salir del Ministerio, un artículo que permitirá las experimentaciones. En ese cuadro, nuestro territorio tendrá que ser audaz y decir: «Esto es lo que proponemos como experimentación». Esta es nuestra historia: tenemos un departamento, una región, mancomunidades, nos hemos organizado, hasta ahora, como ``Pays''... O proponemos la creación de una colectividad territorial con estatuto especifico en relación con la región, el departamento... que trabajaran sobre tal o tal temática. Se puede prever, en el marco de esa experimentación, que sea algo progresivo, por ejemplo mediante etapas de un año, con su balance, con la posibilidad de evaluar competencias y tener nuevas... Es un paso, pero un paso de gigante cuando vemos la historia.

Ha defendido posiciones sólidas estos últimos meses en torno a la resolución del conflicto en Euskal Herria. A principios del mes de agosto escribió, por ejemplo, una carta a la ministra de Justicia, Christiane Taubira, sobre la situación de Iosu Uribetxebarria...

 

Considero que hay que avanzar en ese asunto. En un proceso de paz nadie puede plantarse en sus posiciones. Es un proceso de mediación que implica que se escuche la palabra del otro. No dejaré este tema. Estoy esperando que me reciban para debatir el tema de Uribetxebarria y, más globalmente, la cuestión de las personas en situación terminal. Hay muchos presos en España, pero también en Francia.

 

¿Ha tenido alguna respuesta por parte del Ejecutivo a esa carta?

 

Espero que se me responda. Quiero, junto a la diputada Sylvianne Alaux, poder hablar de la cuestión de los presos originarios del País Vasco y de su situación penal. Y ademas hay un tema que considero muy importante y que va más allá de esas personas detenidas, que es el respeto de la vida familiar que toca a todas las personas privadas de libertad. Cuando se habla de reinserción, la primera cosa de la que hay que preocuparse es de la vida familiar. Que una persona esté privada de libertad es una cosa, pero que una familia sea asimismo condenada a estar privada del afecto es otra. Sobre ese tema tenemos que avanzar. Por otro lado, estoy en la Asamblea Nacional trabajando sobre la problemática de la superpoblación en las cárceles. El sistema actual tiene una eficacia muy relativa. Comenzaremos el 13 de setiembre, con objetivo de hacer propuestas durante el año 2013 para luchar contra esta superpoblación carcelaria.

 

¿Cual ha sido la reacción de París frente a estas posiciones?

 

Ninguna, soy totalmente libre. Yo creo que están todos muy atentos a la situación. Lo he hablado y tengo pensado seguir sobre este tema. Tengo claro que para avanzar tiene que haber movimientos de una y otra parte y la cuestión de los presos forman parte de esos avances.

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