Rodolfo Ares, consejero de Interior del Gobierno vasco y secretario político del PSE, anunció ayer su decisión de abandonar el Ejecutivo de Patxi López y centrarse en la coordinación de la campaña electoral de los socialistas vascos (...). Ares aclaró que no existen razones legales que le obliguen a tomar esta decisión y prefirió recurrir a la ética para argumentar la presunta incompatibilidad existente entre la administración de un proceso electoral institucional y la coordinación de una campaña política de partido, dando a entender que cualquier otro, en su situación, hubiera podido eventualmente sucumbir a la tentación de confundir los planos institucional y partidista. El todavía consejero de Interior es un viejo conocido de la política vasca tras haber ocupado puestos de responsabilidad en las instituciones vascas desde 1983, y ha demostrado su capacidad de sobrevivir a todas las convulsiones internas que ha vivido el PSE-PSOE. (...) Su paso por el Departamento de Interior se ha caracterizado por una clara alineación con el sindicato ErNE, a algunos de cuyos dirigentes situó al frente de la Ertzaintza y a quienes ha permi- tido protagonizar una lucha cainita contra policías de filiaciones diferentes. Su balance, lejos del triunfalismo con el que quiso despedirse ayer, deja un cuerpo de policía con graves problemas de funcionamiento y organización, una fuerte contestación interna y alguna mancha imborrable, como la muerte de Iñigo Cabacas, para cuya investigación interna Ares y su equipo, parapetados en razones éticas, se han convertido en el mayor de los obstáculos. Su marcha, a falta de dos meses para que el Gobierno López se someta al veredicto de las urnas, bien parece el epitafio del número dos de un Ejecutivo más preocupado por ostentar el poder y presumir de él que por servir a la sociedad a la que decía y debía representar.