Un par de años antes de su fallecimiento, en 1998, Gérard Grisey finalizó «Vortex Temporum», una de las grandes aportaciones al repertorio de la vanguardia en los noventa. En ella se retoman y resumen casi todas las características inconfundibles de un autor cuyas necesidades expresivas confluían plenamente con su pensamiento especulativo, un equilibrio no siempre presente en la música contemporánea. Tomando como punto de partida un arpegio procedente del «Daphnis et Chloé» de Ravel, «Vortex Temporum» es una prolongada observación, desde innumerables puntos de vista, de «la historia de ese arpegio en el tiempo y el espacio». A lo largo de sus cuarenta minutos, ese arpegio que sube y baja se reinterpreta como una onda, o como una relación de fuerzas de tensión-distensión, o como aceleraciones y deceleraciones del tiempo, y un larguísimo etcétera.

Lo maravilloso de «Vortex Temporum» es que, aunque su transfondo teórico sea complejísimo, se puede escuchar casi como una sinfonía de un lirismo arrebatador. El talento y humanidad de Grisey trasciende la base científica que sustenta el planteamiento para cautivar nuestra atención con recursos que, aunque no lo parezcan aisladamente, en sus manos adquieren un estatus musical inconfundible.

El Ensemble Recherche, uno de los conjuntos de música contemporánea más destacados y con experiencia de Europa, supo transmitir con total profesionalidad y gran implicación los recovecos anímicos, desde la desolación al humor más descarnado, que guarda en su interior esta gran obra maestra.