Y qué dirá el Sr. Urkullu? Le preocupaba sobremanera, hace tres semanas, que la situación generada en torno a Iosu Uribetxebarria -con el preso vasco en huelga de hambre en aquel momento y la sociedad vasca activa, comprometida y movilizada- se convirtiera en un espectáculo. «Retrotrae a los tiempos de De Juana Chaos y la gestión de sus huelgas de hambre por la izquierda abertzale», argumentaba al tiempo que, en un loable ejercicio de optimismo, mostraba su confianza en que el informe del forense sirviera para ponerlo en libertad en «las próximas horas».

Las próximas horas son ya varios cientos y, pese a la concesión de la libertad condicional, Iosu Uribetxebarria continúa preso. ¿Qué dira el Sr. Urkullu de esta nueva medida de excepción? ¿O será precisamente ahora cuando no diga nada? ¿Y qué dirá del espectáculo en el que finalmente y confirmando sus peores temores se ha convertido el «caso Uribetxeberria»? Que no es el de la solidaridad que pretendía descalificar, ni el de la implicación social que quería desacreditar, ni el del preso vasco luchando por su dignidad, sino otro bien diferente: este espectáculo de amenazas y chantajes, de intimidación, presiones y advertencias no veladas para que el Gobierno no cumpla su propia ley, para que se sigan violando derechos, para que la justicia sea tenida por venganza y la venganza por justicia, y para que no haya otro fin ni otro objetivo que el de causar sufrimiento.

Es raro que no sea este el espectáculo que le retrotraiga a otros tiempos y otras gestiones. La gestión, por ejemplo, de la venganza de la que tanto saben nuestras cunetas. ¿No dirá nada ahora? ¿Nada de este vergonzoso espectáculo?