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IBILIZ IBILI | Jesús Mª Alquézar

Barrancos Badén y Berrendo Peña Moya

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Atraídos otra vez por la belleza de las sierras de Cameros nuevo y en el sistema montañoso de las paredes de Iregua (Mendia 20-2-2012), volvemos para recorrer ahora los atractivos barrancos que se desarrollan en la vertiente N, en el macizo de Moncalvillo. Se trata de completar un circuito por el Barranco de Badén -«la Petra de la Rioja»-, el más afamado y, ascendiendo a Peña Moya, regresar por el desconocido Barranco Berrendo.

Se encuentran los mendizales en Islallana a 20 km de Logroño y, tras superar el impresionante paso abierto entre las Paredes de Peña Bajenza, continuarán hacia el pueblo de Viguera. Antes del túnel aparcaran el coche en el área adaptada al efecto en la ribera del Iregua. Aquí comienza la caminata. Por la calzada segura se salva el túnel y a la altura de la señalizada referencia N 111 Km 306 nace a la dcha un ancho camino rumbo a las altivas y coloreadas peñas.

Tras una escondida villa, entre olivares, se llega a una vaqueriza donde comienza este espectacular recorrido a través de un paisaje que asombrará al montañero. Están los excursionistas en la puerta del Barranco de Badén, una travesía relativamente fácil, que ofrece dos elementales pasos atléticos con equipamiento apropiado, para dar un apunte de aventura. Aquí se inicia una ruta increíble, un espectáculo y una fantasía para fotografiar, donde se pueden obtener imágenes de ensueño.

La senda en ascenso penetra en unos estrechos bajo unas espigadas paredes de conglomerado de roca dibujando formas sugestivas e increíbles de color rojizo que con sol toman unas tonalidades inimaginables. Los desfiladeros y oscuros se suceden a continuación a lo largo de un paisaje inimaginable. No hay pérdida, pues la senda está bien pisada y como referencias hay marcas (pocas) naranjas y también cairns. Una vereda nace a la izda, y hay que ir por ella en ida y vuelta, para disfrutar de un angosto cañón, donde anidan grajillas, quizá el estrecho más impresionante del itinerario. Al regreso se continúa por la garganta.

Atención a las siguientes bifurcaciones. A la derecha la vereda evita el paso techado, y a la izda, recomendado, imprescindible, el camino llega hasta un corte que con una escalera de madera y una cuerda con lazos, ayuda a salvarlo. Por la belleza de este tramo, una selva, una exuberante bóveda natural con diferentes especies de flora, en un ambiente Orinoco-amazónico, la travesía alcanza su apoteosis.

Es un punto lleno de misterio en el silencio de la montaña acompañado de los cantos de aves invisibles. Un siguiente obstáculo, que se trepa a base de pies y manos, da paso a los bosques con una vegetación mediterránea en busca de Peña Moya. Se sigue paralelo a una «cleta» (vallado) que guía al excursionista en lazadas al cordal cimero por abierto pinar. La Peña queda a la dcha. Por el borde del espolón el deportista alcanzará la pista que viene de Sorzano y Castañares, la seguirá en ascenso y al pie del pico, podrá afrontar los últimos mts directamente o bien rodeándolo por la izda hasta chocarse con un cortafuegos que en «muro» llega a la cumbre con vistas excelentes sobre todo el macizo, destacando al norte la cerrada y extensa mancha verde robledal de la sierra de Moncalvillo y al S las impresionantes paredes de Islallana y Viguera.

Es un merecido lugar de descanso, tras un recorrido corto pero bellísimo, excepcional, inolvidable y recomendable.

Desde la cima, controlando toda la subida a vista de pájaro, y en la otra vertiente al N la vega de Logroño, llena de viñedos, olivares y almendros, se inicia la travesía del cordal S/SE hacia la cabecera separación de otras dos quebradas, la de Cajibal a la dcha y la de Berrendo a la izda.

En el momento oportuno los deportistas afrontarán el segundo, el más oriental en esta red de gargantas, salvando la puerta de la «cleta». Es un escenario mágico, con mallos, roquedos y monolitos de conglomerado «hojaldres», más abierto que Badén, pero no menos interesante y complementario, mas sucio, con espinos y maleza (pantalón largo imprescindible), y poco visitado, pero fácil seguir por su senda interior para desembocar entre chalets en la carretera, a 500 mts del parking donde se ha estacionado el coche.

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