«Una botella en el mar de Gaza» lleva algo de esperanza a una zona deprimida
Recibió el Premio de Mejor Película en Donibane Lohizune, por su discurso esperanzado en torno al conflicto árabe-israelí. En «Une bouteille à la mer» se une lo viejo y lo nuevo, el romanticismo del mensaje en la botella lanzada al mar con la era de internet, debido a que una chica que vive en Israel y un chico de Gaza se comunican por ambos medios iniciando una relación epistolar que les facilitará el acercamiento y un intercambio positivo de sus inquietudes.
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
«Une bouteille à la mer» está basado en la novela autobiográfica de Valérie Zenatti, una francesa que vivió su adolescencia y juventud en Israel. Es el segundo largometraje de Thierry Binisti, quien antes había dirigido «L'outremangeur», un film noir adaptado de un cómic de Jacques Fernandez y Tonino Benacquista, con el exfutbolista Éric Cantona transformado para la ocasión en un investigador obeso. Por lo tanto, una película no tiene nada que ver con la otra, y en ellas Binisti se ha amoldado a los muy diferentes materiales de base con los que contaba.
El papel de Valérie Zenatti en su juventud está interpretado por Agathe Bonitzer, hija del cineasta Pascal Bonitzer. Mahmoud Shalabi es el chico palestino con el que contacta, cuya madre es encarnada por Hiam Abbass. La forma en que se conocen es muy sencilla, también en la carga simbólica que contiene. La protagonista se pregunta desde Jerusalén cómo será la vida en Gaza, y para saberlo introduce un mensaje en la botella que lanza al mar. Es recogido por un grupo de amigos, entre los que se encuentra el definitivo receptor. Éste decide contestar a la dirección de correo electrónico facilitada por Tal, pero escribe bajo el seudónimo de Gazaman.
Oculto detrás del alias, el chico se muestra la principio irónico y desafiante, hasta que las cartas de Tal le invitan a confiarse a ella y abrirle su corazón. La amistad va creciendo y comienzas a intimar, pero parecen condenados a una relación epistolar, ante las dificultades para encontrarse físicamente.
Esos mismos problemas afectaron al rodaje de «Une bouteille à la mer», al estar completamente imposible rodar en el interior de Gaza, por lo que hubo que combinar las tomas exteriores con otras filmadas en interiores de comunidades árabes en Israel, salva la escena que sirve de clímax en el paso fronterizo de Erez, que se convierte en una puerta abierta a la esperanza para una generación perdida.
Dir. y guión: Diego Yaker. P.: Argentina, 2011. D.: 84 m.
Dirección y guión: Thierry Binisti, sobre la novela de Valérie Zenatti.
Intérpretes: Agathe Bonitzer, Mahmoud Shalabi, Hiam Abbass, Jean-Philippe Ecoffey.
Fotografía: Laurent Brunet. Música: Benoît Charest.
País: Estado francés, 2011.
Duración: 99 minutos.
Hiam Abbass es la actriz palestina más internacional y una de las mejores que existen hoy en día en todo el mundo. Este año ha presentado en la Mostra de Venecia su primer largometraje como realizadora, después de haber hecho un par de cortos. «Inheritance» es una película de corte autobiográfico, en la que cuenta su niñez en El Líbano durante la guerra, así como la vida de su familia en Israel, donde la unidad de los suyos era la forma de resistir en un país hostil. Fue la hija rebelde, la mujer moderna que, gracias a dominar cuatro idiomas, pudo viajar al extranjero y trabajar en el cine rodando en inglés y en francés, además de en árabe y en hebreo. Sus quince años de carrera han sido muy intensos. M. I.
Dirección y guión: Pierre Barnerias.
Intérpretes: Charles Guilhamon y Gabriel de Lépinau. País: Estado francés, 2010
Duración: 84 minutos.