El primer largometraje de la donostiarra Maru Solores va a tener estreno comercial a través de la pequeña distribuidora La Luna de Tantán, que comenzó su andadura con la película navarra «Mami Blue». Previamente se presentó en la Seminci de Valladolid, así como en el Festival de Derechos Humanos de Donostia, citas ambas en las que gozó de una buena acogida. Por esa estará también presente en el Festival Internacional de Cine de Donostia, dentro de la sección Zinemira Panorama.

El germen de la historia de «Camera obscura» se encuentra en un cortometraje que Maru Solores rodó hace diez años en colaboración con su guionista Ruth Rehmet, y que llevaba por título «Dortoka Uhartea». Ya entonces la cineasta se fue interesando por la cuestión de la superación de una determinada discapacidad física. El largometraje le permite ahora desarrollar más en profundidad lo que ella, como cineasta, puede hacer para contrarrestar las limitaciones de la invidencia. En «Camera obscura» trata de visualizar o proyectar imágenes en la mente de alguien que ha perdido la facultad de la visión.

La protagonista de la historia es Ane, una chica preadolescente que regresa de vacaciones al lugar de la costa en el que tuvo lugar el accidente de barco que la dejó ciega. Se enfrenta a una madre sobreprotectora y con complejo de culpa, a la vez que su padre la asusta. Únicamente su tío, que es fotógrafo, le dota de un instrumento para su recuperación, una cámara de fotos con la que dispara al vacío que la rodea intentando encontrar alguna luz.

La revelación de la película es la pequeña Jacqueline Duarte, que da replica a Leyre Berrocal y Joxean Bengoetxea en los roles paternos, mientras que la figura del influyente tío queda en manos de Víctor Clavijo. Otro personaje clave es el paisaje de Sopelana, Muskiz y Mundaka.