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Liberales y laboristas holandeses se muestran favorables a una coalición

La jugada les ha salido perfecta. Ambos partidos remarcaron en campaña un perfil crítico con la UE acaparando la atención y ahuecando el espacio político tanto a la izquierda realmente transformadora como a los neopopulistas islamófobos y eurófobos. Liberales y laboristas han vencido en ese orden en las elecciones y se preparan para negociar un gobierno de coalición «para estos tiempos de crisis».

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GARA | LA HAYA

Liberales y laboristas se preparan ya para un proceso de negociación que desemboque en un gobierno de coalición.

Tras lograr 41 de los 150 diputados y la primera posición, el primer ministro, Mark Rutte, se reunió ayer con su grupo parlamentario pero instó a no elucubrar en los medios. Rutte tenía previsto encontrarse a puerta cerrada con el presidente del Parlamento y con los jefes de fila de los otros partidos para debatir sobre la formación de gobierno. Pero sus intenciones quedaron claras cuando, tras conocer su victoria, destacó la necesidad de formar «un gobierno estable cuanto antes para que Holanda salga más fortalecida de la crisis».

Cruce de guiños

Tampoco los laboristas, que lograron 39 diputados y se consolidaron como segunda fuerza, le hacen ascos a un gobierno de coalición. «Estamos dispuestos a participar en un gobierno cuyo programa represente fielmente los resultados electorales», replicó su jefe de filas y antiguo militante de Greenpeace, Diederik Samsom.

Una alianza entre ambas for aciones mayoritarias tendría más de 80 escaños (de un total de 150) y podría ser reforzada además por alguna pequeña formación política de centro.

Pocas dudas hay de que Rutt, el único dirigente europeo que ha convocado elecciones en medio de la crisis y que ha salido fortalecido, serguirá siendo el primer ministro. No pagará peaje por la crisis de gobierno tras su alianza con los ultras.

Los analistas insisten en que ambos partidos «están condenados a entenderse» aunque magnifican sus diferencias.

Los liberales preconizan la austeridad y se alinéan con Alemania, mientras los laboristas privilegian el crecimiento económico y no ocultan sus simpatías por el francés Hollande.

Hay quien interpreta que los electores habrían optado por una solución a medio camino entre Berlín y París y otros recuerdan que los laboristas holandeses comparten la defensa del rigor presupuestario en las cuentas europeas.

En definitiva, tampoco es la primera vez que participarían en una coalición de gobierno. Lo hicieron en los años 50 y repitieron expeiencia entre 1994 y 2002.

izquierda

La polarización extrema pero al fin falsa de la campaña en los candidatos liberal y laborista ha perjudicado al Partido Socialista, de Emile Roemer (el Mélenchon holandés), que mantiene sus 15 escaños pero queda lejos de los 30 que le auguraron las primeras encuestas.

La población musulmana se felicita por la derrota de la ultraderecha pero teme su futuro retorno

En el t Hoekje Winkel (la Tienda de la Esquina), en uno de los barrios más empobrecidos de La Haya, Ibrahim prepara kebabs para sus clientes con una ligera sonrisa en los labios: los malos resultados del partido islamófobo de Geeert Wilders (de 24 a 15 escaños) han alegrado a sus vecinos.

«Cuando se conocieron los resultados todo el mundo se envió mensajes, estaban contentos por la buena noticia», señala.

«Estoy contenta de que los holandeses no le hayan votado: soy marroquí pero también holandesa», asegura Karima, de 20 años.

El jefe de Ibrahim, Nurritin, igualmente de origen turco y que lleva viviendo 23 años en la Haya, lia un cigarrillo con aire pensativo. «Estoy contento, por supuesto, pero creo que lo importante no era la religión ni la inmigración, sino el dinero». Y es que los liberales vencedores han anunciado presupuestos austeros.

En el Schilderswijk (Barrio de los Pintores), encajonado entre un canal y las vías del ferrocarril, el paro es dos veces más alto que en la media de la ciudad y el 70% de sus habitantes sobreviven con escasos ingresos, Turcos y marroquíes representan el 50% de la población, cuatro veces más que la media (12,6% de la municipalidad).

Varias calles más allá, Sebahattin Erbas, descansa delante de su tienda de comida rápida tras una larga jornada de trabajo. «La gente se ha dado cuenta de que (Wilders) hablaba mucho pero no hacía gran cosa», se alegra, para advertir de que «sin embargo, son los liberales y los laboristas forman coalición sobre la base de la austeridad, puede ser muy frágil y durar poco. Los decepcionados volverían entonces a Wilders y su discurso fácil».

Los analistas explican el fracaso electoral del neopopulismo ultra holandés por el hecho de que el electorado les ha hecho responsables de la caída del Gobierno de coalición y porque han suplido su islamofobia por la eurofobia. GARA

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