Pakistán, entre el aumento de los beneficios y la seguridad laboral
GARA | KARACHI
La muerte de cientos de trabajadores del sector textil en Pakistán, tras dos incendios en dos fábricas, ha revelado sus malas condiciones de trabajo y el dilema de la industria local, que a menudo sacrifican la seguridad de sus empleados para obtener más beneficios de la exportación.
La gran ciudad de Karachi, lugar donde se incendió la fábrica que dejó más víctimas mortales, es la mayor zona industrial del país, caracterizada por los bajos salarios -entre 40 y 80 euros al mes-, las malas condiciones laborales- la mayoría sin contratos o subcontratados- y falta de seguridad para los empleados.
Los incedios del martes se convirtieron en una trampa mortal para las personas que se encontraban trabajando en el interior, ya que carecían de salidas de emergencia y un plan de desalojo ante un caso de incendio.
Tras la labor de los bomberos y los equipos de rescate, la Policía paquistaní acusó de homicidio a los tres propietarios de la fábrica textil de Karachi, en la que murieron 289 trabajadores.
Los propietarios de la planta, en paradero desconocido e identificados por la Policía como Abdul Aziz y sus hijos Shahid y Arshad, también han sido acusados de negligencia por la total falta de medidas antiincendios en el inmueble.
Pakistán se sumergió ayer en la tristeza, llorando a los más de 300 trabajadores que murieron en sendos incendios en dos fábricas del país.
Las fábricas cerraron en Karachi para la celebración de los funerales de las víctimas.