Los resultados de las elecciones de Países Bajos han deparado el ascenso de las dos fuerzas mayoritarias, liberales y laboristas, el estancamiento de los socialistas del SP, que no han experimentado el ascenso que se les atribuía hace apenas unas semanas, y unos malos resultados del islamófobo PVV. Y en ellos, el desarrollo de la campaña parece haber sido clave un factor clave. Tanto liberales como laboristas han conseguido acaparar la atención reorientando su discurso y dirigiéndolo a los ciudadanos escépticos con las ayudas a los países del sur, y han conseguido que la propuesta verdaderamente transformadora, la del PS, contrario a las políticas de austeridad de la Unión Europea, pasara más desapercibida de lo esperado, así como la del neopopulista PVV, que se ha mostrado tan eurófobo como xenófobo. En este contexto, el que liberales y laboristas hayan gobernado juntos en varias ocasiones hace pensar que tendrán excesivas dificultades para volver a hacerlo, a pesar de sus preferencias por las recetas alemana y francesa, respectivamente. Sea como sea, los electores, lejos de castigar al gobernante VVD, y con su apoyo a los laboristas, parecen haberse decantado por lo malo conocido.