El Parlamento navarro abrió ayer sus puertas tras las vacaciones de verano y UPN se topó de bruces con su minoría. La presidenta, Yolanda Barcina, regresó a la Cámara tras el fiasco del Gobierno de coalición y se encontró con un pleno soso en cuanto a temas, pero en el que se evidenció su soledad y su incapacidad para sacar adelante iniciativas.

El presente curso político se prevé muy duro para UPN, que solo cuenta con el respaldo de 19 de los 50 parlamentarios. Barcina ha decidido seguir en solitario, pero la cuenta atrás para atar unos Presupuestos de cara al año próximo ya se ha iniciado.

En principio, le quedan poco más de tres meses para intentar encandilar al PSN y empezar 2013 con una mediana tranquilidad. Pero la Cámara le deparaba algo menos agradable, ya que el grueso de la sesión consistió en responder a preguntas que se presentaron por las fuerzas de la oposición a lo largo del verano.

Así, UPN fue sometido a un interrogatorio potente. Se le recriminó el haber dejado sin cobertura sanitaria a los «sin papeles» o a la polémica cesión de unos terrenos al Opus Dei y el traslado del centro Donapea. En realidad, únicamente se trató una proposición de ley, que nace de los únicos e insuficientes aliados con los que cuenta Barcina en el Parlamento: los cuatro representantes del PP. Esta única medida tampoco era de calado, sino que se refería a las retribuciones para los empleados de la limpieza.

Uno de los temas más candentes fue el de Educación. El consejero José Iribas salió en defensa del traslado del centro de FP Donapea, pero también fue inquirido por el empleo de la fuerza policial en la apertura del ciclo académico en la Universidad Pública para acallar las protestas de los estudiantes.

Vuelve el bloque UPN-PSN-PP

Pese a que ayer quedó en evidencia la soledad de UPN, tampoco puede hablarse de una actuación coordinada por parte de la oposición. Varias de las mociones contaron con el respaldo de todas las fuerzas que la componen (salvo el PP) pero el PSN sigue con la ambigüedad.

Sus preguntas y mociones fueron las menos beligerantes, a excepción de una propuesta sobre el aborto. Roberto Jiménez y los suyos no entraron a cuestiones de fondo, quedándose más en la superficie y en criticar la gestión, como si aún no hubieran superado el trauma de su expulsión. Buscaron temas de tipo cultural y no demasiado comprometedores. Además, en dos votaciones (sobre la rebaja el precio del módulo de VPO y sobre la eliminación de transgénicos) sumaron sus votos a UPN y PP. En definitiva, el PSN sí que está en la oposición, pero marca distancias con NaBai, Bildu e I-E.