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«El atlas de las nubes», la esperada creación de los autores de «Matrix» y «Corre Lola, corre»

La unión entre los hermanos Andy y Lana Wachoswski («Matrix») y Tom Tykwer («Corre Lola, corre») ha dado como resultado la esperada «El atlas de las nubes», un ambicioso y espectacular proyecto fílmico basado en la obra de culto homónima escrita por el no menos destacado autor británico David Mitchell. El estreno mundial de esta superproducción tuvo lugar en el pasado Festival de Toronto y llegará nuestras salas el próximo del 2013.

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En el año de gracia de Nuestro Señor de 1850, un velero bordea las islas Chatham -cerca de Nueva Zelanda-. En las entrañas de este navío, alguien legará para la posteridad su testimonio escrito. Cruzado el ecuador de un océano de palabras, el lector se transforma en un viajero temporal a través de un singular atlas de emociones en el que ejerce funciones de testigo voluntario de una crónica en el que, inevitablemente, el ser humano, repite miméticamente los mismos errores que han dictado su evolución y progresiva desaparición.

«El atlas de las nubes» supone la tercera novela del autor británico David Mitchell, una obra compleja en su estructura e intenciones y que ha sido catalogada de culto. Al igual que en su anterior «Escritos fantasmas», el lector topa con una estructura narrativa diseccionada en seis narraciones en apariencia independientes que comparten un mismo corpus conceptual tan variado como difícil de sintetizar. Si en «Escritos fantasmas» el autor aplicaba la globalización y la teoría del caos sobre las relaciones humanas, en un viaje de oriente a occidente que se iniciaba en Japón y terminaba en Nueva York, en «El atlas de las nubes» realiza un trayecto similar a lo largo de la Historia que se inicia en 1850 y culmina en un futuro postapocalíptico. Lejos de limitarse a realizar un simple relato cronológico, Mitchell optó por cortar bruscamente la narrativa de las seis historias y retomarlas en su tramo final para dotar de sentido el final. De esta manera, descubrimos los avatares que padecen los personajes y la intencionalidad de la obra cobra su forma definitiva.

La primera historia, y también la que se encarga de cerrar la novela, «El diario del pacífico de Adam Ewing», esta narrada siguiendo los cánones clásicos de un diario escrito por un notario norteamericano en el transcurso de su viaje de regreso desde las islas Chatham (cerca de Nueva Zelanda) a mediados del siglo XIX. Éste deja paso a «Cartas desde Zedelghem», las misivas que el músico Robert Frobisher le envía a su amigo Rufus Sixmith durante un viaje a Bélgica en 1931 para convertirse en colaborador de un viejo compositor. «El primer misterio de Luisa Rey» adquiere la apariencia de un thriller enmarcado en los años 70 y centra su interés en una periodista que investiga una trama relacionada con un accidente nuclear de consecuencias devastadoras. A continuación, «El tremendo calvario de Timothy Cavendish»: el relato se sitúa en la actual campiña británica y está protagonizado por un editor que ha cosechado el éxito de su vida gracias a un episodio trágico: uno de sus autores asesina a un crítico que dinamitó su última novela y se ve obligado a huir de los temibles hermanos del difunto. Las dos últimas historias se desarrollan en el futuro: «La antífona de Somni-451» -el diálogo entre un personaje sentenciado a muerte y su antífona- y «El cruce de Sloosha y toda la vaina», la confesión en primera persona de Zachry Bailey, habitante de una de las islas de Hawai donde la civilización ha adoptado un modelo social primitivo sin saber muy bien porqué.

Tal y como suele ocurrir en la práctica totalidad de las historias enhebradas, la gran recompensa del lector se encuentra en el descubrimiento del propio por qué de esta estructura y, sobre todo, en ese final ansiado que da sentido al conjunto.

La base sobre la que se asienta «El atlas de las nubes» está enraizada en el comportamiento social de estos tiempos erráticos actuales y en la cultura postmodernista que se asoma, por ejemplo, en la amplia variedad de géneros que se dan cita a lo largo y ancho de la novela; en la confusión de unos personajes que tienen problemas para discernir lo que ocurre a su alrededor y malinterpretan el comportamiento de sus semejantes; el factor casualidad y, sobre todo, la visión alejada de todo idealismo, de la propia condición del ser humano y las motivaciones que imperan en su conducta: su ansia de poder y el altruismo, la despreocupación por el otro y el compromiso, el egoísmo y el amor, la crueldad y la bondad, la avaricia y la solidaridad, el respeto al medio natural y su explotación voraz, la traición y la entrega, la opresión y el afán de libertad.

Acorde con el interés que los Wachowski demuestran hacia temáticas que -como en el caso de su referencial «Matrix»- topan con lo filosófico, han unido su talento al del alemán Tom Tykwer, un cineasta que, al igual que ocurrió con su polémica adaptación de «El perfume», parece decidido a retar a quienes piensan que todavía quedan novelas que no pueden ser trasladadas a la gran pantalla.

Estrenada mundialmente en el Festival de Cine de Toronto, sus directores y su impactante elenco -entre quienes destacan Tom Hanks, Susan Sarandon, Halle Berry y Hugh Grant-, brindaron una multitudinaria rueda de prensa para contar todos los entresijos de esta historia sobre la forma en que las personas se relacionan unas con otras a lo largo de la historia.

Tom Tykwer fue el encargado de iniciar esta rueda de prensa «Conocer a los Wachowski fue como un encuentro mágico. Fue amor a primera vista. No dejábamos de tirar ideas de cómo hacer para pasar más tiempo juntos, pero por distintos motivos nunca lo lográbamos. Entonces encontramos esta novela, que invitaba a una experiencia conjunta, nos fuimos a Costa Rica y escribimos el guión».

«El atlas de la nubes» tiene una duración de tres horas, se estima tuvo un presupuesto de unos 100 millones de dólares y al igual que el original de Mitchell cuenta varias historias en paralelo: la de un joven abogado (Jim Sturgess) que decide salvar la vida de un hombre negro en pleno esclavismo, la de un amor homosexual entre dos estudiantes en la Inglaterra de los años 30, uno de los cuales aspira a convertirse en compositor (Ben Whishaw) y la de una reportera que investiga un posible desastre nuclear (Halle Berry) en los años 70. También topamos con un hombre (Tom Hanks) que vive en una época posapocalíptica amenazada por una tribu de caníbales; la de un editor anciano (Jim Broadbent) enamorado de su amor de juventud (Susan Sarandon) que es encerrado en un asilo contra su voluntad y la de Somni 451 (Doona Bae), una mujer clonada que decide rebelarse del yugo de su amo (Hugh Grant) con la ayuda de un rebelde(James D'Arcy).

«No nos gusta esa cosa comercial, establecida por el mercado, de dividir a las películas en artísticas o comerciales», dijo por su parte Lana Wachowski -antes Larry-, «la colaboración entre los tres fue fácil, salvando la diferencia de que a mi hermano y a mi nos gusta el perfil bajo, mientras que a Tykwer le encanta promocionar los films».

Halle Berry, por su parte, aportó una clave referente al método utilizado por los Wachowski: «La gente me decía: `Te van a dirigir tres personas, qué locura!' Pero la realidad es que Andy y Lana hablan como si fueran una misma persona, incluso se terminan las frases el uno al otro».

Una de las principales singularidades de este filme radica en las múltiples transformaciones estéticas a las que han sido sometidos los actores los cuales interpretan varios personajes a la vez. Es así como Tom Hanks encarna a un esclavista y al mismo tiempo a un cazador en una época posapocalíptica, Halle Berry pasa de ser una joven reportera de raíces latinas a la esposa rubia y de ojos claros de un músico británico y Susan Sarandon es una dama de la alta sociedad estadounidense del siglo XIX, una vidente apocalíptica y un hombre. Hugh Grant, por su parte, es pérfido amo de rasgos asiáticos en la futurista NeoSeul, un jinete caníbal, un político corrupto en los 70 y un anciano en la actualidad, una antítesis de los papeles que ha protagonizado hasta el momento.

En referencia a los elementos de ciencia ficción que incluye la película, Tom Hanks aseguró que «No suelen ofrecerme muchas historias así. Es un ejemplo de literatura cinematográfica, que habla de las conexiones entre las personas. Además, me intrigaba mucho trabajar en una superproducción alemana escrita en Costa Rica...», bromeó. «Vale la pena. Al menos para ver a Hugh Grant de caníbal». Por su parte, Sarandon dijo que lo que más le impactó fue verse caracterizada como un hombre. «Me miré al espejo y me pregunté: ¿Quién es este tipo? ¿Un primo de Christopher Walken?».

A tenor de las imágenes que hemos podido visionar, «El atlas de las nubes» cuenta con un respaldo visual impactante y una trama interesante y compleja en su estructura. Un reto acorde con las expectativas que siempre despiertan dos autores que abrieron nuevas sendas en los territorios de lo fantástico y la ciencia ficción con la trilogía «Matrix» y un creador que persevera en su empeño por seguir la agotadora y angustiosa carrera que protagonizó Franka Potente en aquella «Corre Lola, corre».

Koldo LANDALUZE

David Mitchell, a través del tiempo y las personas
«Todos los personajes principales son reencarnaciones de la misma alma... identificados por una marca de nacimiento... La ‘nube’ se refiere a las siempre cambiantes manifestaciones del ‘atlas’, que es la fija naturaleza humana... El tema del libro es el ser depredador... los individuos depredan en individuos, grupos en grupos, naciones en naciones». Así resume el escritor británico las intenciones que plasmó en “El atlas de las nubes”. Poseedor de un gran talento literario, Mitchell ha sido finalista en dos ocasiones del prestigioso Man Booker Prize (con “number9dream” en 2001 y “El atlas de las nubes”en 2004) y es considerado uno de los mejores escritores británicos de la actualidad. Su sello de identidad es el riesgo, la elusión del aburrimiento por medio de la búsqueda de nuevas estructuras novelísticas que, aparentemente, se componen de una colección de relatos presuntamente independientes pero que, en realidad, se trata de novelas construidas desde una coralidad aglutinante. Nació en la localidad británica de Southport, cursó sus estudios en la universidad de Kent donde se tituló en Literatura inglesa y americana. Su primera novela fue “Escritor fantasmas” (1999) y en ella dejó varias constantes que retomaría con posterioridad: la trama transcurre por distintos puntos del globo –de Okinawa a Mongolia llegando hasta Nueva York– y en ella utilizaba nueve narradores cuyas historias se entrelazaban. Sus siguientes trabajos fueron “Number9dream” (2001) y “El atlas de las nubes” (2004) y en 2006 publicó “Black Swan Green” en la cual se narra la crónica vital de un adolescente que habita en un pequeño pueblo británico durante el mandato de Tatcher y en los mismos días en los que tuvo lugar la Guerra de las Malvinas.
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