Al menos ocho policías turcos murieron ayer y nueve resultaron heridos al estallar una mina al paso de su autobús, en una carretera de la provincia de Bingöl, en Kurdistán Norte.

El atentado ocurrió sobre las 7.15 horas GMT cerca de Karliova, en la ruta que conecta Bingöl con Erzurum, y el vehículo en el que viajaban quedó parcialmente destrozado por la explosión. Según la edición digital del diario «Hürriyet», el explosivo se había ocultado en un agujero excavado en la carretera para hacerlo estallar al paso de un minibús que llevaba placa civil, pero transportaba a 17 policías.

La colocación de minas en las carreteras del sureste turco, que luego son explotadas mediante un control remoto al paso de un convoy militar o policial, es una táctica habitual del Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK).

Según la cadena NTV, los policías víctimas del ataque se habían trasladado previamente a Bingöl para participar en una redada contra supuestos miembros de la Unión de Comunidades de Kurdistán (KCK), una difusa red descrita como la «rama urbana y social» del PKK.

Hay más de un millar de juicios en marcha contra acusados de pertenecer al KCK y centenares de detenidos en prisión preventiva, aunque las acusaciones siempre se refieren a un apoyo ideológico al PKK.

El sábado, otra mina atribuida a la guerrilla kurda mató a cuatro soldados en la provincia kurda de Hakkari.