Dura, dura y dura. Como las del conejito del anuncio, las pilas del Alavés siguen a tope. Y aunque la de ayer no fuera precisamente su mejor actuación de la temporada, el equipo albiazul conquistó una cuarta victoria que le mantiene como único equipo con pleno y, en consecuencia, líder en solitario del grupo. Además, los hombres de Natxo González -que admitió que el resultado fue lo mejor de la tarde- siguen con su portería inmaculada: 360 minutos de juego y ni un solo gol en contra.

Esa solidez permitió, por ejemplo, que un solitario gol de Barahona en el inicio del segundo tiempo fuera suficiente ayer para que los gasteiztarras regresaran a casa con los tres puntos en el bolsillo. Eso y cierta dosis de infortunio que acompañó al Teruel, más correoso en el segundo tiempo.

El encuentro arrancó titubeante, con dos equipos que estudiaban al rival y parecían casi exclusivamente preocupados por no pasar apuros en la fase inicial del choque. Tampoco hubo que esperar demasiado, de todos modos, para ver los primeros escarceos en las áreas. Abrió hostilidades el Alavés, con un intento de remate que Borja Viguera no llegó a conectar por la rápida intervención de Durán. Acto seguido volvió a intentarlo el ariete riojano, con un lanzamiento muy lejano que no sorprendió a Pablo.

Lo cierto es que el Teruel presionaba muy arriba, impidiendo pensar al centro del campo albiazul, que se perdía en la línea de tres cuartos sin conectar con la delantera. El choque se mantenía igualado, con alternativas de dominio y un Teruel algo más tímido de cara a portería, lo que convirtió a Miguel en otro espectador del choque.

La mejor ocasión de la primera parte llegó a ocho minutos del descanso. El Alavés hilvanó un rápido contragolpe, pero ni Viguera ni Negredo supieron definir ante Pablo. La réplica de los aragoneses llegó de inmediato en una combinación de Arcega, Nacho Gómez y Alberto, pero el cabezazo de éste último llegó mansamente a los guantes de Miguel.

Contragolpe definitivo

El partido se rompió a los seis minutos de la reanudación. Barahona culminó un contragolpe, plantándose ante Pablo y definiendo a la perfección con un tiro cruzado ante la salida del portero rojillo.

Con el marcador desfavorable, Embela buscó la reacción tirando de banquillo. Richi y Mitogo saltaron al campo, pero lejos de acelerarse, el encuentro se serenó. El Alavés, consciente quizá de que no era su mejor día, dio un paso hacia atrás, pensando más en conservar su renta que en ampliarla. Su anfitrión tampoco perdió la cordura y siguió atacando con cierto criterio.

Superado el ecuador del segundo tiempo, el partido se trabó. Las faltas se sucedieron en uno y otro bando, truncándose constantemente el ritmo del choque, para beneficio de los gasteiztarras. Natxo González también contribuyó, tirando de sustituciones, lo que le permitió refrescar al equipo y acelerar la pérdida definitiva de dinamismo del choque que acabó como todos hasta ahora para el Alavés. Con la alegría del triunfo. Y que dure, dure y dure.