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Sebastian Rosino y Patxi Erdozain | Sasoia

Llamada a la huelga

Es hora de dejar de estar agarrotados y salir de esa pasividad que nos mata. Somos muchos y muchas. Lo que tenemos que conseguir es agruparnos y pelear con ilusión. No debemos darnos por derrotados

Ante la llamada de los sindicatos y movimientos sociales a la huelga para el día 26 de este mes, queremos expresar la valoración de las personas jubiladas de Sasoia.

Partimos de nuestra propia situación, económica y sanitaria fundamentalmente.

Fue un golpe el que durante un año nos congelaran las pensiones, pero aún es mayor la caída continua de su valor real en los últimos años, acercándonos al 18% de pérdida en los últimos 10 años, según expertos. La palpamos a la hora de hacer las compras y en las facturas que pagamos. Una mayoría puede que cobremos por debajo del umbral de la pobreza. Es necesario destacar la situación de las mujeres jubiladas que mientras vive el marido no tienen ninguna, con lo que supone de dependencia matrimonial, y cuando enviudan, les quedan pensiones irrisorias.

Por si esto fuera poco, muchas pensiones se convierten en colchón para necesidades familiares. Además, los recortes siguen haciendo estragos en otras necesidades nuestras: echemos una mirada a las residencias que resultan inaccesibles, a la Ley de Dependencia vacía de contenido, a la asistencia a domicilio cada vez más escasa... Y nos amanece septiembre con el aumento del IVA. ¿Cómo nos amanecerán los próximos meses?

A nuestra edad, la sanidad es el problema que más nos preocupa. Y se han atrevido con la gratuidad. Lo que nos parecía intocable lo han violado. Y poco a poco van sacando medicinas de la Seguridad Social, abocándonos a una sanidad pública para pobres y a una buena sanidad para el negocio privado. Para los que mandan también nuestra salud tiene un precio.

Si dicen que hay crisis, habrá crisis. Lo que vemos claro es para qué está sirviendo. Para empujarnos a la miseria, mientras ellos viven en la opulencia y no tienen problema en usar el dinero de todos para sus negocios.

Desde esta situación, vemos importante la convocatoria de la huelga general.

Por experiencia sabemos que ir a la huelga es una decisión seria. Recordamos las que hicimos en nuestros tiempos. Fueron días de fuerte tensión, de miedos y de rabias, de conflictos, pero sobre todo de solidaridad, pues predominaba el ser parte de un colectivo sobre los problemas personales. De muchas de ellas salimos con resultados positivos concretos y de otras orgullosos de haber defendido nuestra dignidad como personas trabajadoras y vascas.

Hoy resulta más difícil. Creemos que la situación en los puestos de trabajo ha variado para peor. El capitalismo ha empeorado las relaciones de trabajo y el consumismo hace huella en la conciencia de muchas personas. Por ello damos la enhorabuena a los sindicatos convocantes y esperamos que sea un día de lucha y afirmación obrera en todo Euskal Herria. Es una pena que otros sindicatos se hayan quedado al margen, dificultando el éxito de ese día.

No entendemos la huelga sólo como una parada del trabajo en fábricas y oficinas; la vemos como un día de protesta general de todas las personas, con trabajo o sin trabajo, jóvenes y mayores, autóctonos e inmigrantes... La situación es crítica y si no le hacemos frente, va a ir a peor. Es la hora de decir ¡basta!

No va a ser un día de soluciones, pero va a ser un día de dignidad y de advertencia, como han sido la marcha de los jornaleros andaluces, las luchas de los mineros de varios lugares del Estado y los enfrentamientos de la clase trabajadora en otros pueblos del mundo. Es un dar pasos, aunar fuerzas, tener la mecha encendida hasta conseguir una sociedad sin clases.

Así entendemos la huelga: como un día de solidaridad con toda la clase trabajadora en general y en concreto también con las personas jubiladas más necesitadas. Hacemos una llamada a las personas jubiladas. La huelga también va con nosotros y nosotras. Somos conscientes de la situación que vivimos y del futuro negro que nos espera.

Es hora de dejar de estar agarrotados y salir de esa pasividad que nos mata. Somos muchos y muchas. Lo que tenemos que conseguir es agruparnos y pelear con ilusión. No debemos darnos por derrotados.

La dejación es sentar un precedente, y debemos dejar bien claro que no estamos de acuerdo o esto irá a más. La solución a nuestros problemas la tenemos que conseguir nosotras y nosotros.

Y a los sindicatos convocantes queremos decirles que cuenten con nuestro apoyo en ese día y siempre que necesiten ayuda para defender a la clase obrera.

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