En el aniversario de la ocupación de China por el Ejército japonés, la situación se tensiona
La tensión entre China y Japón por las islas cuya soberanía reivindican ambos países ha ido en aumento en las últimas semanas sin que ninguno de los dos haya dado mostrado gesto alguno de distensión, sino todo lo contrario. Ayer, coincidiendo con el aniversario de la ocupación nipona de China, dos activistas japoneses desembarcaron en una de las islas en disputa y la reacción de Beijing no se hizo esperar. Tres barcos de sus fuerzas navales entraron en aguas del archipiélago, al igual que el pasado viernes lo hicieran seis patrulleras de ese país, lo que provocó la advertencia de Tokio asegurando que adoptaría «todas las medidas necesarias» para garantizar la seguridad de las islas. Tras los episodios de ayer, la situación es aún más tirante y, consiguientemente, más difícil de apaciguar, lo cual se refleja, al margen de las declaraciones de ambos gobiernos, en las protestas y los cada vez más numerosos ataques a intereses japoneses en China, e incluso el asedio a la embajada nipona en Beijing. No se trata de una cuestión de menor importancia, menos aún estando en peligro las relaciones de las dos primeras potencias de Asia, segunda y tercera del mundo.